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Portada del libro de José Vicente Quirante Rives.

Conciencia exiliada

La de Herling-Grudziński desmiente el lugar común de que los escritores tienen vidas aburridas

Eduardo Roldán

Valladolid

Sábado, 27 de enero 2024, 00:41

El narrador y poeta alicantino José Vicente Quirante Rives abandona en su último libro -pero tampoco del todo- el reino de Nápoles, más sentimental/intelectual que geográfico, en el que ha centrado algunos de los más señeros títulos de su obra, y se lanza a ... novelar la vida del escritor polaco Gustaw Herling-Grudziński, a quien el lector español acaso conozca por la monumental –en sentido estético y moral– 'Un mundo aparte', que en su momento reseñamos en estas páginas.

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  • Un Polaco en el volcán José Vicente Quirante Rives

    Editorial Confluencias Editorial. 220 páginas.

La de Herling-Grudziński desmiente el lugar común de que los escritores tienen vidas aburridas, faltas de emociones «reales» y casi por completo carentes de «acción». Nacido en una familia judeo-polaca en la Polonia recién creada de los rescoldos de la Primera Guerra Mundial, la invasión por Hitler que dio comienzo a la Segunda lo obligó a interrumpir sus estudios y lo llevó a enrolarse en la Resistencia frente a los ocupantes alemanes y soviéticos, hasta que fue apresado por el NKVD y condenado a distintas islas del Archipiélago Gulag, de donde sería condonado a los dos años, pasando a combatir en trincheras y fangos con un empuje y un valor tales -en ocasiones probablemente temerarios- que lo hicieron merecedor de la más alta condecoración del ejército polaco.

Terminada la guerra, Herling-Grudziński retoma su vocación literaria y se afinca en Londres, y funda y edita la célebre revista 'Kultura', en donde, hasta el cambio de siglo, han publicado los más prestigiosos escritores, intelectuales y críticos del panorama polaco –Czesław Miłosz, Maria Janion–. Pero a H-G el periodismo no le basta, y «para que dejen de perseguirle los fantasmas», como escribe Quirante Rives, ha de dar salida al libro que el horror del Gulag ha ido macerando en su espíritu, y que ahora, con la libertad –aun la libertad atravesada de desencanto del exilio–, le urge materializar. Quizá fracase, quizá no logre entender el horror –si es que el horror puede entenderse–, pero al menos habrá dejado registro y acallado a los fantasmas, o reducido el volumen de sus gritos. Toma, según relata Quirante Rives, como modelo a George Orwell, y por fin a comienzos de los cincuenta el libro es publicado en Inglaterra, con prólogo de Bertrand Russell (en Polonia no lo sería oficialmente hasta 1988).

'Un mundo aparte' tal vez no sea el primer testimonio de las atrocidades que se cometieron en los campos de trabajo forzado soviéticos; sí es uno de los más inolvidables, y no solo sobre el Gulag sino, en un plano más general, en lo referente al deseo de poder y a la crueldad del hombre para con el hombre.

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Tras su publicación, el escritor polaco termina por afincarse en Nápoles, donde dejará constancia de su pensamiento y de sus días en sus 'Diarios escritos de noche', cuya selección, 'El volcán y el milagro', no resultaría del todo inútil que se publicara en español.

El tratamiento que Quirante Rives da a lo aquí esbozado es ante todo vibrante; tal vez el mayor mérito de la novela sea lo engrasado que está ese motor interno que ha de impulsar toda narración –todo texto, en realidad–, pero especialmente la novela. Para ese impulso, QR ha adoptado el presente histórico, del que hace un uso tal que consigue sumergir por completo al lector en la historia; el lector como testigo, sí, pero un testigo casi activo. Contribuye igualmente el emplear capítulos breves, así como otros rasgos de estilo entre los que destacan la sutil adjetivación («granítico animal político», «silencios grávidos», etc.) y el cambio ocasional de la voz narrativa, de tercera a primera persona pero sin abandonar el tiempo presente, con frecuencia dentro de la misma frase. Como pero, quizá el único se dé en ciertos diálogos, que pecan de narrativos, de explicativos, si bien hay otros donde el intercambio es mucho más sucinto y natural.

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En suma, nos encontramos ante una historia apasionante (la de un hombre, pero también la de un siglo), narrada con fuerza y –también– devoción por el personaje principal; una historia que, aparte de divulgar la figura de Herling- Grudziński, merece sin duda leerse por sí misma.

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