La colonización, a vista de cóndor

Coyote enlaza varias historias que reflejan la dominación europea de América. Una escuela de artes y oficios en el Quito del XVII es el escenario de la primera. Tan bien formado estaba un alumno que una noche pinta sobre un Cristo de madera los motivos de la cerámica precolombina. Los ingleses no estaban tan interesados en el oro y la plata como en la quina, el remedio contra la malaria que duerme en la corteza de los árboles. La brutalidad del capataz con los esclavos negros no mejora con los indios. Los holandeses envían una expedición para retratar el exotismo del nuevo continente. Una mujer caníbal posa para ellos. Harlem, Brasil, Quito, un cóndor, un zorzal, una serpiente.

Las historias se trenzan con los protagonistas para hablar de supremacismo racial, explotación de materias primas, esclavitud, imposición cultural. Todo ello en las viñetas oscuras de un Coyote que confía a los ordenados bocadillos una amplia información y cuyas páginas están compuestas a la manera cinematográfica.