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Ángel de Frutos está al frente del Grupo de Física Atmosférica. Nacho Carretero
Quadrivium+

Centinelas de las partículas sólidas en la atmósfera

Física. ·

El Grupo de Óptica Atmosférica de la UVA mide los aerosoles en relación con el cambio climático para la NASA e inicia un proyecto para optimizar la energía solar en Valladolid

Victoria M. Niño

Valladolid

Sábado, 25 de marzo 2023, 00:27

Están en ambos polos, en una base noruega del Ártico y en la Antártida. Sus instrumentos también trabajan discretamente mirando al cielo desde el tejado de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid. Es su taller lo que les conecta con destinos terrestres como Karlsruhe, el Etna, Burjasot o la Aemet. El Grupo de Óptica Atmosférica (GOA) forma parte de Aeronet, una red planetaria que mide los aerosoles de la atmósfera creada por la NASA. Objetivo; estudiar su papel en el cambio climático. Medios: fotómetros que miden el comportamiento de la luz (solar o lunar) a través de las partículas sólidas en suspensión (polen, hollín, polvo, hielo...). Fin: determinar cual es su papel en el calentamiento/enfriamiento de la Tierra.

Ángel de Frutos dirige un equipo de quince personas que además de medir, calibran los medidores de un tercio del mundo (unos 200). De ahí los envíos pendientes. «Desde hace casi tres décadas estudiamos los aerosoles, que estando en la atmósfera no forman parte de ella. Sabemos bastante del oxígeno, nitrógeno, dióxido de carbono y los gases de efecto invernadero, son conocidos y están bien caracterizados. Pero no sabemos casi nada sobre cómo acopla la energía solar al polvo del Sáhara cuando sopla calima, en las partículas del hielo ártico en suspensión, las de carbón y hollín que enviamos al quemar cosas, cómo lo hace en el polen en primavera. Aerosol es cualquier cosa en la atmósfera que altera su comportamiento óptico, son muy distintos», explica el catedrático. «Intentamos entender el balance energético de la atmósfera». Un caso extremo, por ejemplo, el invierno nuclear «es una catástrofe aún cuando fuera un bombardeo entre potencias menores, pues sus partículas se quedarían en suspensión y afectarían a toda la Tierra».

Para medir la luz que llega, hay 600 aparatos homologados y con un protocolo idéntico que asegura igualdad de condiciones en cada medición independientemente del lugar del mundo en el que esté situado.

Desde Valladolid controlan buena parte de los de Europa, el Caribe y los Polos. Sus resultados sirven para el estudio de los climatólogos. En este caso la física es una ciencia auxiliar. «La óptica es trasversal a toda la ciencia, hasta el experimento célebre de ondas gravitacionales de hace unos años se basa en un 'interferómetro' de Michelson al borde de la tecnología, pero básicamente es eso. La óptica está en todas partes».

Adelantarse al sol

¿Cómo se llega a la óptica? «Yo quería ser astronauta, pero cuando te das cuentas de que naciendo en Valladolid en 1956 lo tienes difícil, estudié Física que era lo mas cercano», recuerda Ángel de Frutos , quien con el tiempo acabó emparentado con la NASA. «La óptica es el estudio del comportamiento de la luz. Involucra el conocimiento de la luz como energía, así como su transmisión por medios materiales y su utilización. El rango óptico es lo que vemos una parte muy estrechita asequible a nuestros ojos, y sus aledaños por arriba –los rayos ultravioleta–, y por abajo –el infrarrojo–. Ese rango tiene utilización en toda la ciencia. Es difícil entrar hoy en un laboratorio y no encontrarse con un instrumento que no involucre la luz». Tampoco escapa casi nada a la física, «está en todas partes, cualquier aparato que nos rodea tiene fundamentos físicos, desde el móvil a cuando vemos Netflix en casa. Es posible gracias a una señal por fibra óptica, algo que hace no tanto era una utopía y ahora sostiene una ingente cantidad de datos que se mueve por las redes». Aunque si renunció a «la mecánica, que estudia el movimiento, la termodinámica, la energía, los electromagnetismos y la física cuántica», las otras cuatro ramas troncales de su disciplina fue «por la calidad humana y profesional del equipo con el que me encontré y en él me quedé» .

Al proyecto de largo aliento, el que ha permitido al GOAtener «miembros de todas las categorías desde grados profesionales a doctorandos e investigadores», le ha salido otro embrionario que les ilusiona mucho. «Nos preocupa el buen uso de la energía porque el problema del cambio climático tiene que ver con no desperdiciarla. Estamos llenando todo de paneles solares lo que está muy bien. El problema es saber cuándo van a producir energía. Si Aemet te dice que el día estará completamente nublado, ya sabes que no cargarán; si te dice que habrá un sol espléndido, también estará claro. Pero en la mayor parte de los días hay nubes y claros ¿cuándo poner la lavadora o cargar el coche?». Su proyecto piloto consistirá en una serie de cámaras en la ciudad que «mediante un sistema de triangulación y un algoritmo creado por nosotros, debería ser capaz de hacer un 'nowcasting', el pronóstico de la energía que va a llegar a cada punto de esa red en las próximas dos horas».

Ya tienen la financiación necesaria y están en conversaciones con el Ayuntamiento para instalar sus cámaras en edificios públicos. Si funciona, lograrán administrar el maná del astro rey.

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