Ramón Gómez

Un año de celebración en torno a Delibes

Como periodista se ha admirado su tenacidad y la lucha continua con la censura, su independencia como ciudadano. Admirado por todos, era un icono de la honorabilidad y la decencia

fernando herrero

Viernes, 12 de marzo 2021, 09:22

Delibes siempre presente hasta en la evocación de las películas basadas en sus novelas ¿Qué más se puede decir del gran autor? Se ha escrito mucho y bien sobre su obra y también sobre el teatro que surgió de ella. Tal vez falta el opus ... decisivo sobre sus obras, una por una, exento de generalidades, muy valiosas pero insuficientes.

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Faltaba hablar sobre dos volúmenes importantes a él dedicados. El suplemento que regaló El Norte de Castilla a sus lectores y el catálogo de la exposición. El primero con el testimonio admirativo de cien escritores, el segundo, para acompañar la estupenda exposición, me ha llegado por generosidad de la Fundación. Un grueso volumen con artículos y una abundantísima selección gráfica, que nos habla del hombre y del escritor y nos trae a la memoria las portadas de todas las primeras ediciones de sus libros. Muchos datos sobre Miguel Delibes que lo reviven, lo que a mí me ocurrió cuando terminé de leerlo.

Asombra el número de novelas, de relatos de caza, de libros de viaje. Señala muchas cosas, su amor por los desasistidos, por los pobres, creando esos personajes transcendentales, Dani el Mochuelo, Nini, Desi, Eloy, Lorenzo, Paco, Azarías, Salcedo… Cervantes-Galdós-Delibes prototipos de la gran escritura novelesca, que en Miguel está cercana lo rural, a la naturaleza a ese patear por los pueblos, a sus métodos de caza, a las charlas con los campesinos que tienen vivencias y lenguaje propio.

Leer los testimonios de los cien autores del suplemento hace pensar en primer lugar en el trabajo que ha costado reunirlos. Son veinte los artículos del catálogo además de los institucionales. Todos entusiastas y positivos sobre el artista y el hombre. También como periodista se ha admirado su tenacidad y la lucha continua con la censura, su independencia como ciudadano. Admirado por todos, era un icono de la honorabilidad y la decencia. Las gentes del cine y teatro que venían a Valladolid querían conocerle personalmente. Era querido y también ¿por qué no decirlo? Envidiado sanamente.

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Recuerdo cuando nos leyó a Ramón García y a mí en su domicilio el discurso del Premio Cervantes, cuando le pedíamos otros libros y él pensaba ya en 'El Hereje' o cuando el suplemento del periódico nos invitó a de compartir una mesa con él degustando el lechazo de la tierra, su plato preferido como buen vallisoletano.

Ambos volúmenes abordan la totalidad de Miguel en ese variado acercarse a su persona y a su obra. Algún artículo, por ejemplo el de Sergio del Molino en el catálogo, nos decía cosas fundamentales sobre la modernidad de la opus delibeana y su clasicismo especial. Su lectura me hizo reconsiderar mi opinión sobre 'La parábola del náufrago', obra moderna y clásica a la vez.

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Por estas razones ambos libros (con otros muchos publicados) complementan el conocimiento de la obra y personalidad de este paseante del Campo Grande, a quien siempre espero encontrar en mis pocos paseos actuales. Un gran autor (recuerdo que El Norte de Castilla publicó todas sus obras a precio reducido) que era asimismo un ciudadano más, un cazador, padre de muchos hijos, que se confundía con otros ciudadanos, atento siempre a todos. De carácter vallisoletano, un punto seco, no he conocido persona más amable y cariñosa, con su irónico sentido del humor. Detestaba a los corruptos y prepotentes y fijaba su mirada en los humildes, con su dignidad total de castellano, que recuperaba viejas palabras.

En el catálogo de la exposición Jesús Marchamalo publica un artículo detalladísimo de la biografía de Miguel. En relación a los galardones y honores dice «los premios, reconocimientos y horones, se van sucediendo. En 1981 recibe junto a Gonzalo Torrente el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1983 es investido doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid, al año siguiente obtiene el Premio de las Letras de Castilla y León, en 1985 se le otorga el título de Chevalier de la Orden des Arts et des Lettres de Francia, en 1987 es nombrado doctor honoris causa por la Universidad Complutense, en 1991 obtiene el Premio Nacional de las Letras, en 1993 se le entrega la medalla de Oro de la Ciudad, la Espiga de Oro de la Seminci y se le concede el más importante galardón de la Lengua Española, el Premio Cervantes».

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Además hay que añadir que el 6 de Septiembre de 1986 el Ayuntamiento de Valladolid, presidido por Tomás Rodríguez Bolaños, le nombra Hijo Predilecto de Valladolid, en una emocionante ceremonia con una espléndida dedicatoria de Pedro Laín Entralgo entonces presidente de la Academia de la Lengua.

Tuvo muchísimo eco ciudadano. Una comida abierta con el escritor agotó las reservas. Proyección de sus películas. Dos suplementos (de 24 páginas) el de El Norte de Castilla con la aportación de todos los escritores y artistas plásticos de Valladolid y otro en el cultural de 'Informaciones', Umbral, Leguineche, Dámaso Alonso, Fernando Lázaro y Gonzalo Torrente se unieron a la conmemoración. Después Miguel invitó a una comida a todos los que colaboraron en el periódico vallisoletano. Un momento inolvidable que permanece en la memoria.

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Jornadas memorables y ciudadanas (en la calle aplaudiéndole) que son parte de una historia inmortal que comenzó hace cien años.

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