Secciones
Servicios
Destacamos
Como si Don Quijote cabalgara a lomos de una Harley Davidson por la Autopista 66, con Adriano Celentano o Johnny Cash sonando a todo volumen en los cascos. Pero en lugar de los grandes espacios abiertos de los Estados Unidos, en los castizos ramales hispánicos ... del Campo de Montiel. En ese universo «surrural» que sólo puede encontrarse en un lugar innominado de la Mancha, perdidos en los últimos confines de Castilla la Nueva. Allí es donde nacen, por lo menos en espíritu, los 17 relatos que componen 'Niña con monstruo dentro'. Un libro singular entre los libros singulares, no en vano publicado por la editorial Bala Perdida.
Sobre la tragedia, a veces la nostalgia, muchas veces la pura sorpresa de lo onírico, lo loco, lo contradictorio, lo chocante o lo impredecible, el sentido del humor es el aceite sobre el que nadan todas y cada una de estas narraciones, en las que Rosa Navarro (Argamasilla de Alba, 1982) deja la huella indeleble de un estilo propio. Un estilo construido sobre un pulcro y sagaz uso del lenguaje, con toda su sonoridad y sus connotaciones, pero sobre todo por la fascinante galería de sus personajes, tanto más verdaderos como inverosímiles son sus peripecias. Sobre la fuerza de las palabras, incluidas las descarnaduras y los juegos metaliterarios, la impronta casi cinematográfica de las imágenes: hombres y mujeres aislándose, relacionándose, en un mundo que nunca terminan de comprender. En el fondo, tal vez, la metáfora chusca del mundo en que vivimos.
Algo, o mucho, de ese realismo sucio de un Carver o un Tobías Woll, pero a la cervantina. Más bien un surrealismo sucio, de ternura extraña y dimensiones casi épicas, que concibe cada relato como una pequeña obra de arte en sí mismo. Un cuadro exento que, sin embargo, termina formando un retablo de perfecta coherencia incoherente. Mujeres tristes, hombres pez, psicópatas melancólicos, niños teólogos… Esa mirada perversamente inocente de la niña con monstruo dentro que da título a la colección. Un libro «perfecto y pasmoso», en palabras de Juan Jacinto Muñoz-Rengel, autor del prólogo. Una escritura de caricias cortantes y de cuchillos blandos que vuelve a demostrar que el relato, en su hibridación entre la narrativa corta y la prosa poética larga, tiene siempre un lugar de privilegio en la expresión literaria.
(Postdata: al igual que con 'Rayuela', de Cortázar, o de 'Tokio blues', de Murakami, no está de más afrontar la lectura de 'Niña con monstruo dentro' acompañados de la banda banda sonora que se propone en la solapa del libro, desde el 'Agapimú' de Ana Belén hasta el 'I believe I'll dust my broom' de Robert Johnson, pasando por 'La manchega en la azotea', de Karmento).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.