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La cara oculta de la palabra

La cara oculta de la palabra

Wenling despliega su sarcasmo fácilmente identificable en sus enormes esculturas

Rafael Vega

Valladolid

Viernes, 14 de febrero 2020, 07:38

Recuerda el filósofo y ensayista Byung Chul Han en uno de sus escritos la célebre historia de Hans, un caballo alemán que hace más o menos una centuria fue mostrado públicamente en numerosas ocasiones con el fin de enseñar su capacidad para sumar. La ... respuesta comunicada del caballo se limitaba a los golpes en el suelo con su pata tantas veces como el número equivalente al resultado de la operación que se le proponía. El Listo Hans, como llegó a ser conocido, alcanzó una fama tan notable, y el enigma que explicara su alarde matemático propició tal interés, que un grupo de expertos procedió a su estudio para llegar a la conclusión de que, en efecto, Hans era incapaz de sumar, pero sus sentidos podían percibir mínimas gesticulaciones en sus ansiosos interlocutores, cuyas caras de póquer apenas podían guardar secretos para él. Hans, por tanto, podía dejar de golpear el suelo con su pata cuando a su alrededor una tensión invisible, fruto de la expectación manifestada por los espectadores cuando alcanzaba con sus golpes la cifra correcta, se abría paso hasta su capacidad de percepción.

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