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Este café está albando

Un líquido está albando cuando está tan caliente como el hierro candente

Jueves, 21 de mayo 2020, 21:32

¡Cuánto tiempo sin decirlo (y sin pensarlo)! Casi tanto como llevo sin tomarme un café fuera de casa. Espero que cuando ustedes lean esto ya hayamos tenido la oportunidad de tomarnos algún que otro cafecito en un escenario distinto al que lo venimos haciendo ... habitualmente.

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A mí me gusta el café caliente, puedo soportarlo muy caliente, pero no me gusta nada cuando me lo ponen albando. A todos nos han servido alguna vez el café tan caliente que al tomarlo nos ha quemado la lengua. Yo no sé cómo dirán ustedes que está el café en estos casos, pero a mí me sale decir que el café está albando. Y, la verdad, no tengo otra palabra.

Naturalmente, me controlo, me muerdo la lengua, reprimo la expresión y solo la uso en contadas ocasiones porque sé que me toca dar explicaciones. Aunque a veces me cuesta reprimirme.

Sé que es una expresión desusada o anticuada (o las dos cosas), pero es la que he oído siempre y la que llevo en mi 'adeene' lingüístico. Y me gusta tenerla activa porque, aunque no aparece en los diccionarios, le he encontrado una explicación preciosa: un líquido está albando cuando está tan caliente como el hierro candente.

Aprendí en la escuela que al someter el hierro al fuego, este se pone rojo; y que si se intensifica el calor, el color cambia del rojo al amarillo, luego al blanco y, finalmente, al azul. Yo solo he llegado a ver el hierro blanco. Fue en la fragua de mi pueblo, allá por los años setenta, cuando nos metíamos medio a escondidas a ver cómo trabajaba el herrero. Y he querido ver tonalidades blancas en algunas estufas de leña cuando están funcionando a pleno rendimiento.

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El 'Diccionario de la lengua española', de la RAE, registra 'hierro albo' con el significado de 'hierro candente'. Y dice de 'candente': «dicho de un cuerpo, generalmente metálico: que se enrojece o blanquea por la acción del calor». También registra el adjetivo 'albar' con el significado de 'blanco', adjetivo que es formante de compuestos como 'espino albar' (o espino blanco), 'granada albar' (la que tiene los granos casi blancos y muy dulces), 'roble albar' (el que da bellotas sin rabillo), 'pino albar' (el de las piñas de los piñones) o 'sabina albar' (que tiene la corteza del tronco más clara).

Ni rastro de un posible verbo 'albar' de donde pudiera salir la forma de gerundio 'albando'. Sí lo he encontrado, en cambio, en el 'Diccionario general de la lengua asturiana', con el significado de 'hervir o quemar un líquido'.

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Registran la forma 'albando' siete diccionarios, ninguno de la RAE, publicados entre 1822 y 1918, en todos los casos con el significado de 'candente' y referido exclusivamente al hierro.

En 'Luces de Bohemia' (1920-1924), Valle-Inclán habla de que el infierno es «un calderón de aceite albando». En un libro de cocina, 'El repostero famoso, amigo de los golosos', de 1822, se lee: «se guarnecen con azúcar, y la paleta albando» y «pasándolas por cima después una paleta albando». En estudios dialectales sobre hablas leonesas he encontrado ejemplos como 'Está albando la sopa' o 'Come las cosas albando'.

Por lo tanto, de un líquido que está muy caliente, cerca del punto de ebullición, vale decir, metafóricamente, que está hirviendo, que está ardiendo o que está abrasando, pero también que está albando, que era lo que decía mi abuela y lo que yo he utilizado y mantengo como parte de mi léxico activo.

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