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En su sólida estructura, en su funcionalidad, en la calidad de los materiales, en todo esto descansa la arquitectura brutalista. De igual manera la obra de Svetlana Aleksievich no busca la belleza sino que las voces de las víctimas de la II Guerra Mundial y ... el «experimento histórico» del comunismo soviético son los ladrillos de una obra que le valió el Premio Nobel de Literatura en 2015.
Nórdica publica el discurso de agradecimiento a tal galardón que es una síntesis del por qué de su trabajo.La periodista bielorrusa se ha dedicado a recopilar «la vida de mi tiempo. Me interesa la historia del alma». En su indagación en el alma de los pueblos de la órbita soviética constata que «hay algo en el alma rusa que la llevó a intentar convertir esos sueños (comunismo) en realidad» aunque eso les ha llevado a ser «románticos de la esclavitud, esclavos de la utopía».
No cree que haya fronteras entre el hecho y la ficción, «uno desemboca en el otro». Y su método, escuchar; «me encanta cómo habla la gente... Me encanta la voz humana solitaria. Es mi mayor amor y pasión».
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