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«Ylla había pasado la noche suspendida entre el techo y el piso, flotando suavemente en la blanda alfombra de bruma que brotaba de las paredes, cuando ella se abandonaba al sueño».
'Crónicas Marcianas'
Ray Bradbury, 1950.
La imaginación es la base para la ... innovación y el progreso del ser humano, que a lo largo de su Historia ha ido superando metas que parecían inalcanzables. El libro de Bradbury es un gran clásico de la Ciencia Ficción y, fiel al humanismo de su autor, evita la mitificación de la tecnología y se apoya en una fascinante poética, como la que describe ese inmaterial lecho de bruma, sobre el que levita el sueño de la marciana Ylla. Siempre me ha impresionado su capacidad de sugerencia. Viajar al espacio exterior es un viejo sueño de la humanidad, al menos desde el viaje a la Luna de 'La Historia Verdadera' de Luciano de Samosata hacia el año 170. Julio Verne con 'De la Tierra a la Luna' planteó la primera referencia con base científica, indicando de forma precisa la velocidad/fuerza de despegue e introdujo la imagen del cohete, como medio de transporte, que acompañaría a casi todas las propuestas posteriores: desde los comics de Flash Gordon o Tintin, hasta multitud de novelas, como las de grandes maestros como Asimov o Arthur C. Clark y, por supuesto, las teorías de Werner Von Braum, padre de las V1 y V2 y los proyectos de la NASA. Las vanguardias arquitectónicas, como el expresionismo, el futurismo, o la 'Ville Radieuse' de Le Corbusier aportaron imágenes de nuevas ciudades y arquitecturas, que incorporaron al cine películas futuristas como 'Metrópolis'… Pero el cine no podía ignorar esas influencias y nos ha ofrecido una visión 'virtual' de mundos más allá del sistema solar, destacando desde su primera gran película, '2001, una odisea del espacio', al popular y masivo universo de George Lukas.
Richard Buckminster Fuller, inventor, arquitecto y visionario, afirmó que: «nunca cambian las cosas por luchar contra la realidad existente. Para cambiar algo, construye un modelo nuevo que haga obsoleto el existente», una respuesta coherente con un genial espíritu innovador y ferozmente individualista, pues pretendía demostrar que un individuo en solitario puede contribuir a cambiar el Mundo y beneficiar a toda la Humanidad. Él aportó una nueva visión cuando habló de la Nave Espacial Tierra, una anticipación del mundo global y el acceso a otras Naves-Planeta, pero su primer objetivo era la sostenibilidad de la Tierra, concepto del que fue promotor y activista. Su pensamiento es amplio, sus diseños numerosos y en 1949 presentó su primera Cúpula Geodésica, construida con tubos de aluminio y recubrimiento de vinilo que tuvo gran impacto y reproducciones múltiples; su ejemplo más conocido fue el pabellón USA en la Expo de Montreal de 1967. Fuller estaba obsesionado con la eficiencia, por eso aportó la palabra Dymaxion (Máxima Tensión Dinámica) para sus diseños basados en lograr el mayor rendimiento de los materiales utilizados. Las cúpulas geodésicas podían tener una escala doméstica, pero podían alcanzar escalas urbanas con microclimas propios. Esa eficiencia de «hacer más con menos», es un excelente referente para la colonización humana de planetas.
En 1960, con una incipiente carrera espacial, Reyner Banham publicó un libro clásico sobre el Movimento Moderno: 'Teoría y Diseño Arquitectónico en la Primera Era de la Máquina'. Simultáneamente un grupo de arquitectos (Ron Herron, Warren Chalk, Dennis Crompton, Peter Cook, Mike Web y David Greene) constituyeron en Gran Bretaña el grupo Archigram, que lo cuestionaba y avanzaban otra visión muy diferente sobre las «máquinas de habitar», su visión desde fancines propios abrían propuestas tecnológicas, que generaban imágenes, futuristas y polémicas, que avanzaban criterios sobre cómo podían modificarse ciudades y arquitecturas. Sus propuestas ofrecían un espectacular expresionismo tecnológico, heredero de la tecnología y flexibilidad de la arquitectura de 'mecano' del Chrystal Palace de Londres (1850), de Fuller, de la literatura y comics de ciencia ficción. Sus proyectos eran más conceptuales que operativos, así pueden entenderse sus principales propuestas: 'Plug-in-City' (1964), 'Walking City' (1964) e 'Instant.City' (1969), propuestas asociables a las de arquitectos metabolistas japoneses. La victoria en el concurso del 'Centro de Ocio en Montecarlo' (1970) fue su canto del cisne, aunque redujo su imaginería tecnológica por una ponderada valoración del paisaje. Pero la potencia de sus ideas no fue ignorada por quienes estudiaban la conquista del espacio; megaestructuras que alojan servicios a las que se conectan unidades básicas de alojamiento o una 'Walking City' (ciudad andante), otra similar a un 'megatrasatlántico' terrestre, es difícil de acomodar en la Tierra, pero puede resultar atractiva, a otra escala y en otro entorno planetario; lo mismo sucedía con otras ideas sobre transporte, movilidad y funcionalidad más aplicables en nuestra vida cotidiana. Por su parte, Peter Cook esperó a 2003 para ver construido su edificio más tipo Archigram en Graz (Austria): el Museo de Arte Contemporáneo, conocido como 'el Monstruo Azul'.
Dos matrimonios de jóvenes arquitectos británicos abrieron en 1965 un nuevo estudio: 'Team 4' integrado por Wendy Cheesman y Norman Foster y Su Brunwell y Richard Rogers. Foster había colaborado con Fuller y conocía de Yale a Rogers; parecía una asociación clara que llamó la atención por sus diseños de High-Tech (alta tecnología), pero el grupo se separó en 1967 y cada pareja inició una actividad propia. Surgió Foster y Asociados. Por su parte, Rogers, relacionado con Italia por su padre, se asoció con Renzo Piano y realizaron el Centro Pompidou en París (1977), un icono de la Arquitectura futurista de la High-Tec por su interior diáfano y su exterior tupido por todo tipo de conductos de instalaciones y escaleras. Foster inició su prestigio con las oficinas de Willis Faber & Dumas (1975) en Ipswich, un edificio-manzana irregular de planta libre, cuya fachada de vidrio especular aporta una novedosa integración con su entorno. Ambos estudios han logrado los máximos reconocimientos por su obra, prolífica y dispersa por todo el planeta, que ha desarrollado esa arquitectura High-Tech compartida por sus líderes desde sus inicios. Sorprendentemente su discurso tecnológico se acompaña con otro de sostenibilidad, algo así como «a la sostenibilidad por la tecnología», cuyo ejemplo más acusado puede ser la nueva ciudad experimental de Masdar (60.000 habitantes), en Abu Dabi, diseñada por Foster y mantenida por energías renovables en el desierto… Su ejemplo, financiado por ingentes cantidades de petrodólares, no es generalizable.
Emilio Pérez Piñero fue un arquitecto español con una obra singular; desde su estudio en Calasparra (Murcia) investigó y desarrolló diversas estructuras móviles y plegables, de un vanguardismo sorprendente, pioneras como las cúpulas de Fuller y próximas, pero más operativas que las propuestas de Archigram para la aventura espacial. Su trabajo mereció el reconocimiento de la Unión Internacional de Arquitectos en 1972 pero, lamentablemente, no pudo disfrutarlo: un accidente de automóvil acabó con su vida al poco tiempo y antes de cumplir los 37 años. Regresaba de visitar su obra de la cúpula del Museo Dalí en Figueras y se truncó una vida que apuntaba a un enorme potencial creativo y de gran idoneidad para aplicarse a asentamientos de emergencia y espaciales.
La llegada a la Luna en 1969 marcó un hito ansiado y casi milagroso, al comparar los medios utilizados entonces; seis misiones Apolo aportaron un importante conocimiento, tras un esfuerzo humano (400.000 personas cualificadas) y económico espectaculares, que situó a los USA en cabeza de la carrera espacial. Por razones económicas y el desvío de la atención de la propaganda política a otros objetivos, el Apolo 17 (diciembre de 1972) finalizó anticipadamente el programa. En especial fueron fructíferos los tres últimos viajes, que permitieron usar un 'Rover' lunar y mayor permanencia. Con el final de los viajes a la Luna, el interés se centró en la creación de una Estación Espacial, los trasbordadores espaciales y los satélites/sondas para la exploración de los distintos planetas… Mediante esta estrategia se conocen bastantes datos que permiten evaluar las posibilidades de vida y condiciones para la presencia humana. Durante estos años se ha consolidado la Estación Espacial como el primer 'asentamiento' del ser humano fuera de su planeta y se han diseñado estrategias para visitar la Luna y otros planetas sin recurrir a la presencia humana. Pero de nuevo ha surgido el interés por la presencia estable del hombre en la Luna: USA, China, Rusia, la Unión Europea ya han manifestado su interés en ello y la carrera ya está abierta, pero se cuenta con recursos tecnológicos muy superiores. La Revolución Digital, la robótica o las impresoras 3D abren las vías a nuevas posibilidades de colonización exterior.
Los años trascurridos desde la finalización del programa Apolo no han aportado el poder de las imágenes del hombre en la Luna, pero han servido para buscar opciones menos arriesgadas y costosas, incluso con objetivos más alejados que nuestro satélite. Por su menor gravedad, la Luna es una privilegiada plataforma de lanzamiento para naves dirigidas a otros planetas, prescindiendo de gigantescos cohetes lanzadores como los Titan norteamericanos, llenos de combustible. 'Artemis' es el nombre del ambicioso programa de los USA que contempla misiones humanas en la superficie lunar, una estación de tránsito y, en un futuro más lejano (2050), la exploración de Marte. El Estudio de Arquitectura Skidmore, Owings & Merrill trabaja para crear la base norteamericana estable en la Luna y recurren a las ideas de Fuller. 'Moon Village' es el proyecto de la Agencia Espacial Europea hacia 2030; en él trabajan Foster y Asociados. Su estrategia es reducir el envío de materiales y utilizar recursos que puedan existir en la Luna; además, ante la inexistencia de atmósfera, deberá estar semienterrado para protegerse de la caída de meteoritos. Para ello se recurrirá a robots que crearán el refugio, una cúpula vinílica puede hincharse con aire comprimido y el regolito (polvo lunar similar a la ceniza) se utilizará como un mortero repartido con impresoras 3D. Las nuevas construcciones fundamentan sus estructuras en la biónica, los modelos ya existentes en la naturaleza, y las futuras colonias deberán producir recursos alimenticios propios. El mayor problema es el suministro de energía, los paneles solares pueden resolver problemas de las bases, pero los lanzamientos y retornos, a otros planetas, demandan potencias mayores y más concentradas, tal vez atómicas. No son objetivos lejanos, pues la presencia estable del hombre en la Luna se producirá en la década que comienza y la lista de países interesados y con acceso a la tecnología necesaria aumenta.
Marte es el siguiente objetivo: el planeta más parecido a la Tierra y referente de todo tipo de fantasías y temores, de modo que la designación de su procedencia, «marciano», se extendió a todo habitante ajeno a la Tierra. Acceder a él supone un viaje de medio año de duración y una difícil logística de apoyo en caso de accidente. Las condiciones de asentamiento son complicadas, los míticos canales de Marte son un paisaje desértico y las mayores expectativas para la existencia de formas de vida se fundamentan en la presencia de metano. A diferencia de la Luna, Marte cuenta con una atmósfera que es de dióxido de carbono (95%) mayoritariamente, algo de nitrógeno y argón. La estrategia será similar a la de la Luna… Como puede apreciarse, desde hace más de sesenta años se ha planteado cómo podría el hombre adaptarse a ese confinamiento y realizar asentamientos humanos en otros planetas; incluso se ha visto cómo esa arquitectura del futuro proyectada en el pasado ha influido en edificios del presente ya construidos. Pero, con independencia de que se logre viajar a través de los célebres 'agujeros de gusano', y se dé respuesta tecnológica a asentamientos en otros planetas, etc… mientras tanto esperemos que la Nave Espacial Tierra permita la vida de los viajeros de la galaxia, pues sigue siendo más fácil mantener nuestro planeta en condiciones que crearlas en otros.
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