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25 años de la rehabilitación del Calderón, un teatro para todosCerró sus puertas como un coliseo decimonónico y las reabrió el 9 de abril de 1999 con la mirada en el siglo XXI. El Calderón, la joya que le tocó a Valladolid en el mapa nacional de los teatros a la italiana, se inauguró en ... 1864 y se reinauguró tras la rehabilitación de los noventa hace ahora 25 años. Lo celebrará con una gala lírica los días 15, 17 y 19 de mayo. El lema entonces fue «un teatro para todos» y en este cuarto de siglo parece haberse acercado bastante a aquel anhelo. Ha pasado de uno a tres escenarios, ha ensanchado sus propuestas para alcanzar a todas edades y públicos y ha dado el salto de la exhibición a la producción. El Coro del Calderón cumple 25 años, El Desván –espacio para primera infancia– 13, La Nave Junior, 10, La Nave Senior, 7. Cientos de personas ensayan y trabajan en el teatro que tiene sus puertas abiertas seis días a la semana.
Entre quienes lo frecuentaban antes y volvieron tras la renovación figura Fernando Herrero, crítico de esta casa. «Está entre los mejores teatros de España. La rehabilitación lo convirtió en un escenario excelente para ballet y musicales, aunque perdió acústica para las representaciones teatrales. Cuando se rehabilita un coliseo junto al arquitecto debiera estar un especialista porque los teatros tienen unos requisitos propios», afirma Herrero. «Antes no tenía temporada regular, también hacía las veces de sala de cine», recuerda. Precisamente Herrero formaba parte de la organización de la Seminci, con Rafael Yáñez, cuando se recuperó como sede del festival. «Con Manolo Vidal como alcalde, teníamos ideas distintas pero se portó estupendamente», dice Herrero.
«Es una maravilla de teatro, muy bien llevado desde el principio, con Mercedes Guillamón que creó el abono y eso hace público especializado. En aquella primera temporada solo faltó Alfredo Kraus, que murió antes de venir y estaba en su mejor momento», lamenta el también melómano.
Lo último que vio antes de la rehabilitación fue 'Seis personajes en busca de un autor'. Y lo que le ha impactado más recientemente, «la Fura del Baus y su 'Carmina Burana'. Es un espectáculo viejo pero ver la respuesta del público, con el teatro a tope, hace pensar que quizá el respetable esté dispuesto a propuestas no tan fáciles». Herrero siente que en este cuarto de siglo «ha cambiado todo: el público, el cine, la forma de relacionarnos. Yno todo para mal».
A Guillamón le sucedió Chema Viteri, actual gerente, que estaba al frente de la Fundación Municipal de Cultura. Cuando llegó, emigrado del Teatro Arriaga de Bilbao, se encontró con Mario Pérez y Javier Martínez, 'Varillas', «dos grandes profesionales». Pérez ya había programado algún espectáculo familiar en la sala Miguel Delibes del Calderón. Fue el encuentro de Viteri con Teloncillo lo que propició El Desván, un espacio que llena el público más pequeño, el de la primera infancia.
Los fines de semana de los meses de invierno hay un refugio para padres y bebés a cargo de Ana Gallego y Ángel Sánchez, Teloncillo. «Este año hemos hecho 64 funciones en dos meses que han sumado 7.000 espectadores», explica Ana. Con Viteri acordaron una coproducción cada dos años con las que estos cómicos, Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia, han llegado hasta los premios Max. Títulos como 'Nidos' y 'La granja', «cocinados allí», fueron finalistas. «El nuevo Calderón nos ha dado la oportunidad de tener trabajo en casa. Normalmente estamos de la Ceca a la Meca, donde nos llaman y encantados. Pero trabajar en tu ciudad es un lujo», cuenta Ana. El Desván es importante para «crear y fidelizar públicos, de allí pasan a la sala Delibes y después a la grande». Teloncillo ha ido sumando otras compañías a ese desván en cada temporada, con especial atención a las de la comunidad autónoma. Esa continuidad ha hecho que «el público nos rete cada vez más». En estos años Ana siente que «el Calderón se ha abierto a la ciudad. Nos gustaría seguir en él».
Abrirse a la comunidad ha sido un empeño de Viteri. «Para ello nacieron las dos 'Naves'. La idea partió de un espectáculo de Rayuela, '20 de noviembre'. Aquello podía ser llevado a otro territorio y crear un espacio de trabajo en el que los jóvenes se expresaran con libertad. Se adecuó el salón de telones y Nina Reglero se puso al frente».
Desde hace diez años, cada temporada, una treintena de jóvenes creadores del mundo de las artes escénicas, visuales y musicales crean un proyecto que llega al escenario. «La Nave Junior reúne a gente que escribe, compone, hace cine, baila en soledad y pasan a ser un equipo. Es un chorro de energía creativa muy gratificante que alimenta el teatro, con compañías y nuevo público», cuenta la directora.
Al comienzo «escuchamos a los chicos, vemos lo que les preocupa y a partir de ahí se crea. Este año cumplimos una década y tenemos premios de varios festivales», cuenta Reglero. «Esta temporada tratamos la transmisión de la cultura entre generaciones que es algo que ha alentado el Calderón y contaremos con colaboración de La Nave Senior». De La Junior han salido compañías como Tripa Abajo y los músicos Chacho Cósmico, Cabeza de Gallo y Rocío Torío.
A sus 42 años, la compañía vallisoletana Teatro Corsario mantiene su idilio con el Calderón.«Estamos vinculados desde antes de la rehabilitación. Hemos estrenado varios espectáculos, siempre con mucho público y en dos salas, la grande y la Delibes, para nuestras marionetas. Allí hicimos 16 funciones de 'Celestina infernal' en dos temporadas, que es una barbaridad», explica Jesús Peña, su director. «Las relaciones personales son importante y la nuestra con Viteri es muy buena. Juntos hemos hecho varias coproducciones. Volveremos el próximo otoño con la reposición de 'El alcalde de Zalamea', que estrenamos el pasado mes de septiembre comienzos de esta temporada. También haremos campaña didáctica para alumnos de bachillerato». Los 'corsarios' han constatado que cada sala tiene su público «y hemos tenido suerte al lograr magnífica respuesta en las dos».
El ímpetu del nuevo siglo se desinfló con la crisis de 2008. Entonces el Calderón perdió el patrocinio de cajas de ahorro, de la Junta y del INAEM que le permitían hacer «dos o tres óperas de nivel internacional», recuerda Chema Viteri. Después se quedó en una por temporada y su montante es el más elevado del presupuesto anual. De la económica a la sanitaria y social de 2020 y la pandemia. «Cumplimos con todos los compromisos, fue un lujo y una tristeza, ver tan vacío el teatro pero abierto y funcionando. La experiencia fue dura y el encuentro de público y artistas, mágico». El Calderón acoge la Seminci, el ciclo de cámara de Juventudes Musicales, los encuentro nacionales de TeVeo, el festival de nuevos lenguajes escénicos MeetYou y el Foro de la Cultura. «Debe ser también un lugar de encuentro para la ciudad».
Ahora habría que mejorar «la dotación técnica, la iluminación, adecuarlas a la nuevas necesidades», apunta Viteri que tiene intención de jubilarse el próximo año.
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