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Un momento de luz y silencio
Julia Otxoa nos invita al festín de la belleza en 'El instante y su sombra'
Angélica Tanarro
Sábado, 9 de marzo 2024, 00:17
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Angélica Tanarro
Sábado, 9 de marzo 2024, 00:17
En 'El instante y su sombra', último libro de poesía/pensamiento de Julia Otxoa, viven muchos pájaros. Los pájaros parecen estar ahí para recordarnos que el mundo puede ser un lugar luminoso a pesar de las sombras: «En medio de la oscuridad/ el encendido pecho ... amarillo de un herrerillo/ nos ilumina». Leyéndolo viene a nuestra memoria esa pequeña joya de Saint-John Perse, titulada 'Pájaros', en donde escribe: «A media altura entre cielo y océano, yendo arriba y debajo de la eternidad y en la eternidad abriéndose camino, son nuestros mediadores, y tienen con todo el ser a la extensión del ser…»
Y es el ser y las preguntas acerca de su misterio lo que planea, sin grandilocuencia, con cuidada sencillez: «Desconocida mi identidad me basta ser uno con el universo».
Julia Otxoa (San Sebastián, 1953), artista plástica, además de escritora, tiene tras de sí una larga carrera como narradora en los territorios de la brevedad (fue pionera de la explosión del microrrelato en España) con títulos como 'Confesiones de una mosca', 'Escena de familia con fantasma' o 'Tos de perro'; y una no menos consolidada trayectoria poética ('La lentitud de la luz', 'Jardín de arena'). En 'El instante y su sombra' laten los temas que no son sino el humus que abona su escritura: el amor a la Naturaleza, nuestra incapacidad para abordar una relación armoniosa con nuestro entorno y, siempre, la belleza de lo pequeño, de lo que pasa inadvertido ante nuestros ojos: «Percibir la belleza en lo minúsculo/ en todo aquello que no es voceado por los mercaderes al uso. / Luminoso Caballo de Troya en las plazas de la adversidad».
La autora de 'La nieve en los manzanos' ha construido un libro meditativo con aliento de haiku y respiración de aforismo. Un libro que invita a la lentitud, única vía para el necesario asombro ante un mundo en el que la belleza es arrasada a menudo por nuestra incapacidad para descubrirla. Para descubrir, por ejemplo, la «sabiduría de las raíces de los árboles» o para disfrutar del «insospechado regalo, escuchar un concierto de silencio/ en el interior de una pequeña violeta silvestre». Todo eso que el ruido alrededor nos impide disfrutar: «Prosigue en la oscuridad de los días la vociferante cháchara / de lo superfluo, / esta algarabía continuada tras la púrpura».
Contra la hueca algarabía, esta invitación al asombro, en pequeñas estaciones bien acogidas en la cuidada edición que el sello Menoscuarto presta a la poesía en su colección Cálamo, pequeñas estaciones subrayadas por una línea discontinua a modo de puntos suspensivos, quizá innecesaria señal para la respiración del lector. Ya casi al final solo tres de los poemas, los de mayor longitud, llevan título ('Siglo XXI', 'Acallar el ruido» y 'Viajamos en una caravana de prodigios') y resumen la filosofía de sus páginas: «Viajamos en una caravana de prodigios / que no vemos, / confundidos por el ruido y la furia». Ahora que tantos libros de pretendida autoayuda nos interpelan desde los escaparates de la banalidad más nos valdría aprender escoger en los márgenes de las estadísticas esos frutos escondidos que hacen lucir esplendorosa y necesaria la sonoridad de la hermosura.
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