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Samuel Regueira
Sábado, 15 de marzo 2025, 10:30
Al cinéfilo medio le son familiares los nombres Coppola, Spielberg, Tarantino, Cuarón o los hermanos Coen. Pero quizá les pasen más inadvertidos nombres como Gordon ... Willis, Janusz Kamiński, Robert Richardson, Emmanuel Lubezki o Roger Deakins.
La figura del director de fotografía es «el 50% de la composición de la escena, junto al director», señala Karu Borge (Valladolid, 1996) que se ha formado en este puesto técnico en el IES Vega del Prado y en la ESCAC de Cataluña, tras lo cual ha participado en proyectos de distinta envergadura y hoy continúa trabajando en Valladolid en ambiciosas propuestas, respaldadas por la Seminci.
Hija y hermana de científicos, con un padre estadístico y una madre económica, un hermano físico y otro biólogo, Borge dejó las matemáticas para abrazar una carrera artística. Ya apuntaba maneras a los quince años, cuando grababa piruetas de skate con una cámara de mano en la acera Recoletos, en Portugalete o en el Museo de la Ciencia: «Me inspiraba en todo tipo de videoclips o enlaces que encontraba por Internet», rememora. «Allí aprendí lo importante que era el valor expresivo, que mucho más que grabar el truco era también hacerlo de manera llamativa, amena, agradable y atractiva».
Con su pequeño bagaje científico a la espalda, pronto se convirtió en una alumna aventajada para entender el lenguaje de la luz para captar todo tipo de imágenes con una cámara de cine. A pesar de todo, y de que en su propia personalidad también confiesa disfrutar de las atenciones recibidas, señala que se vive una tensión entre esa vocación de destacar y la necesidad de ser invisible al espectador: «Es un gran error tratar de pasar la estética por encima de la historia», sentencia. «Es un fracaso, parece que por ser dueños de la cámara eso nos tuviera que dar poder, pero a la hora de la verdad no es lo primordial: debe ser lo que se sacrifica antes que otros aspectos como la emoción o la comodidad de los intérpretes».
Borge ha desempeñado distintos puestos técnicos en producciones como la fotografía de los procesos de preproducción en 'La sociedad de la nieve' de J. A. Bayona o como meritoria de dirección de fotografía en la miniserie de la BBC 'The English'. Tras otros trabajos más comerciales, se embarcó en el documental 'Buscando la película', del también vallisoletano Enrique García-Vázquez, con quien luego seguiría rodando los cortos 'Los comedores de loto', 'Juan Carlos' o 'Twerk', además de la recientemente estrenada 'Gallo rojo'.
«Nos interesa más crear desde aquí, cine humilde pero reteniendo el talento», defiende. Su primer trabajo como directora, el corto 'Bum Pum', ha recibido el apoyo de Seminci Factory y articula parte de un mensaje que, ahora en su doble rol, traslada desde el 100% del manejo de la cámara: «Se trata de ver belleza en medio del caos, utilizar con valor estético elementos que a priori parecen violentos». Borge trabaja en una serie de cinco capítulos ambientada en un centro de prevención de suicidio con un tono tragicómico: «La idea es rodarla en Valladolid».
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