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H ace quince años comenzó a andar el área socioeducativa de la Sinfónica de Castilla y León. El laboratorio fue el colegio Allúe Morer, en ... las Delicias, cuna de la orquesta infantil In Crescendo, ha extendido su acción a toda la comunidad. Al frente del programa, que llega a trece centros –colegios públicos y de educación especial–, está Jordi Creus, chelista de la OSCyL y director artístico del programa Miradas.
Prefiere colgarse el chelo al portátil pero el teclado es el cordón umbilical que le une a más de 60 profesores y a los nueve músicos de la OSCyL implicados en In Crescendo y en Sentir la música. El objetivo: acercar la música a los que no pueden ir al auditorio por dificultades económicos, sociales o motrices. «No se busca la perfección del sonido sino que la música sirva para comunicar, para mejorar la calidad de vida y la convivencia en esos lugares», explica Creus.
Miradas fluye por tres canales: In Crescendo, con la orquesta y el coro en el Allúe, el coro y la percusión en el colegio Cristóbal Colón, y los coros en el Juan de la Encina de Salamanca y el Buenos Aires de Palencia. Por otra parte, Sentir la música, «con la que llegamos a nueve centros de educación especial con grupos de entre 3 y 13 años y los mayores» y, finalmente, los Maratones musicales que tiene su próxima cita los días 24 y 25 de abril. «La OSCyL se desgaja en formaciones de cámara para tocar en pueblos de la región».
Con un pilar en la Consejería de Cultura y otro en Educación, el proyecto se basa en la integración de la música dentro del horario lectivo, no como una extra escolar. Tocar con quien habla otro idioma, reza a otro dios y su tez es distinta ayudó a que los alumnos del Allúe. También para que sus padres consintieran sus salidas para dar conciertos en otros colegios, hospitales, residencias, la calle en el Día de la Música y hace poco debutaron la OSCyL en un programa de abono.
«Ensayar con los profesionales, callar durante 15 minutos para tocar uno y medio, acabar todos juntos... esos 120 niños no van a olvidar esa experiencia, ni lo musical ni cosas como las palmeras del auditorio o los baños», cuenta Jordi, que ha sido durante años intérprete de Sentir la música, tocando para personas con parálisis cerebral. Jordi recuerda desde entonces a Alicia. «Cuando estuvo en peligro el proyecto, la madre de Alicia se manifestó con nosotros para defenderlo. Luego la niña murió y en el entierro me dijo su madre que su hija era feliz cuando nos escuchaba. La música llega donde no accede la palabra». Cuando le pesa la gestión 'visitar' las clases de Yonder en el Cristóbal Colón haciendo una batukada con bidones le refresca las 1.300 razones por las que trabajan, los 1.300 niños a los que han abierto otras ventanas y han salido del barrio a través de ellas.
Preparan la gala que festejará los 15 años del área socioeducativa con un programa que comenzará en Beethoven y terminará con 'Mango, mango'. Llegar a todos los niños de Castilla y León que les necesiten, promover estudios sobre su actividad, seguir creciendo en coros y formación y blindar Miradas para que sea independiente de la gestión política son algunos de los retos. La cita para comprobar lo leído: el 9 de junio, en el auditorio Miguel Delibes.
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