Foro de la Cultura

Julián Hernández: «El humor es más el entorno en el que nos movemos que un lenguaje»

«Lo grotesco es muy interesante escénicamente», ha aportado García al comienzo de la intervención. La mesa ha supuesto una colección de referencias culturales y una conversación animada sin apenas intervención moderadora donde ha habido cabida para Valle-Inclán, Clarín, Nora Barnacle, Orson Welles o los hermanos Bécquer, entre otros. «El humor es más el entorno en el que nos movemos que un lenguaje», aportó Hernández, entusiasta al rememorar la escena de 'El tercer hombre' en la que Welles, sobre la noria junto a Joseph Cotten, señala a las personas a sus pies como «insignificantes hormigas»; una metáfora que Lorenzo también identifica en el filme mexicano 'Él', de Luis Buñuel, «otro verdadero artista de lo grotesco».

Una de las preguntas formuladas ha sido si los artistas piensan en divertir a los demás cuando crean algo nuevo, o si su primer espectador son ellos mismos: «Yo siempre me he divertido, pues como decía Chesterton, 'lo contrario de lo divertido no es lo serio; sino lo aburrido'», citó el autor de 'Y bailaré sobre tu tumba'. Por su parte, Lorenzo ha identificado que siempre parte de situaciones dramáticas para construir sus sátiras, aunque concede un mayor riesgo al humor que a la tragedia: «La comedia es más peligrosa porque empiezas riendo y terminas gritando '¡Abajo el emperador!'».

Rememorando momentos humorísticos de su vida, la mesa derivó en la mezcolanza entre humor y horror; desde los sketches y viñetas de Gila en torno a la guerra a la violencia en las películas de Charlot: «Nos reímos de las ficciones humorísticas porque sabemos que son mentira y nos divierten desde cierta comodidad», ponderó García. De la guerra se pasó, en dirección contraria a la habitual, a la política: «En las campañas electorales cada vez van más de graciosillos, que es peor que ser graciosos», sostuvo Hernández. Y de la clase política, representantes de todos nosotros, volvieron de nuevo a hablar de sí mismos: «Que nos riamos de lo que hacemos no sirve para nada», rechazó Lorenzo: «En la cultura hay mucha gente perpleja porque nadie compra su disco o su libro, y no se explican por qué, con lo que ellos se divirtieron haciéndolo».

La segunda mesa de la tarde del VII Foro de la Cultura llevó por título 'Inteligencia Artificiosa', y reunió al humorista e imitador Raúl Pérez, al ingeniero Juan Ignacio Rouyet y a la periodista especializada en tecnología Marta Peirano. Los tres invitados, moderados por María Ramos, conversaron sobre la relación entre la inteligencia artificial y el sentido del humor.

«El humor, al menos hoy por hoy, es algo que todavía nos distingue de las máquinas y su carácter impredecible nos separa del algoritmo estadístico y matemático de las IA», aportó Rouyet. «El humor es una resistencia a las IA, pero también al fascismo, a la tristeza y a todas las cosas malas del mundo», opinó Peirano, para quien «lo más gracioso de las IA es que no tienen humor; que es lo más delicado de la inteligencia». Pérez añadió, entre bromas e imitaciones que deleitaron al público del Calderón, que «el humor es algo que permitirá siempre al humano superar a la máquina; a una máquina no se le puede entrenar para hablar de modo chistoso».