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Dejar la Fundación Miguel Delibes, donde ha sido director gerente durante tres años, para integrarse en el gobierno de Alfonso Fernández Mañueco de la mano de su mentor, el vicepresidente Francisco Igea, le costó el llanto. Javier Ortega Álvarez (Valdepeñas, 1970) asegura que de aquella ... institución, enfrascada ahora en la conmemoración del centenario del autor de 'Las Ratas', se llevó consigo la inspiración del autor, «yo bebo de Miguel Delibes».
–¿Quién le ofrece la Consejería?
–Francisco Igea y cuando me lo propuso me quedé muerto, me temblaban las piernas. Pero los cargos ni se piden ni se rechazan. Alguien ha considerado que yo puedo aportar algo al puesto, aunque también voy a a prender muchísimo en él. Supone un honor servir a los ciudadanos con honestidad, con ilusión y ganas, pero también con conciencia de que es temporal y que representa un esfuerzo personal.
–¿Había expresado antes su cercanía con Ciudadanos?
–Había colaborado con la formación en algunas cosas relacionadas con la formación, pero nunca he militado en Ciudadanos.
–¿Cómo es formar parte de un gobierno de coalición, se percibe la existencia de dos bloques, uno del PP y otro de Cs?
–Para mi sorpresa y sobre todo satisfacción, somos un grupo de personas implicadas en la gestión de un gobierno, con cordialidad absoluta. Un grupo remando todos en la misma dirección. Igea demuestra cada día que hay otra forma de hacer política y el presidente Mañueco, aunque haya quien tenga ideas preconcebidas de él, es alguien muy experimentado, con conocimiento profundo de la política y de esta comunidad. El resto somos gente que intenta ayudar. No hay consignas ni colores, hay un solo gobierno.
–¿Pero su jefe es Igea?
–Mi jefe es Fernández Mañueco, que preside la comunidad autónoma y quien me nombró. Me considero leal y al servicio de quien ostenta la máxima responsabilidad.
«Lo tengo complicado. De Valdepeñas y seguidor del Atlético de Madrid», bromea Ortega, quien el año que viene cumplirá 50 años en los que ha hecho de todo menos quedarse quieto. Licenciado en Historia Medieval. Militar de Carrera del Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra –brigada en excedencia– como protésico dental. Tras superar la oposición de Archiveros del Estado trabajó en el Archivo Central del Ministerio de Cultura, en el General de Simancas y en el Central del Ministerio de Hacienda. Puso en marcha la digitalización del Archivo de Miguel Delibes, cuya fundación llegó a dirigir para saltar ahora a la administración autonómica. «Jamás pensé que llegaría hasta aquí», admite.
–Cuando le llamaron estaban inmerso en los preparativos del centenario del nacimiento de Delibes. ¿le costó decidirse?
–Ha sido muy, muy, muy duro, no solo por el centenario, en el que he trabajado desde mi llegada a la Fundación, un gran esfuerzo que culminó con la firma del convenio que permitió su declaración como acontecimiento de excepcional interés público. Tampoco por la oportunidad que planteaba profesionalmente el centenario, sino por los Delibes de Castro, por la gran relación que he establecido con ellos y por la deuda contraída por la oportunidad que me dieron para organizar y digitalizar el archivo del escritor y por confiarme la dirección de la Fundación a mí, que no soy ni siquiera de Valladolid.
–Supongo que fue duro transmitirles la noticia.
–A quien primero llamé fue a Elisa [presidenta de la Fundación], con quien he trabajado de manera inseparable este tiempo. Lloró ella y lloré yo también y aún me emociono al recordarlo.
–Por esta circunstancia, habrá quien piense que en lo que se refiere a lograr apoyo de la Junta, la Fundación lo va a tener 'chupao'.
–Desde mi nombramiento soy consciente de que esto es la Junta de Castilla y León, no de una ciudad ni de una provincia. Estamos para apoyar a todos los ciudadanos. Sí, hay con la Fundación Delibes una vinculación personal, tengo a la Fundación en la cabeza, pero también tengo a la Catedral de Burgos, a la de Palencia, a Villalar en la conmemoración de 2021. A la Fundación la vamos a apoyar, pero no porque yo haya sido su director, sino porque Miguel Delibes pone de acuerdo a todo el mundo en Valladolid, Segovia, León..., nos hace mejores a todos. Es una de nuestras señas de identidad, además del mejor embajador de la lengua.
–¿Que sus orígenes no sean castellanoleoneses representa alguna dificultad para el desempeño del cargo?
–Cuando te dedicas a la cultura sabes qué es Castilla y León, su importancia en la lengua, el peso de sus universidades, las primeras creadas en España, la conformación de lo que es hoy la monarquía, el parlamentarismo. Cualquier persona informada sabe lo que representa Castilla y León, no desde un punto de vista castellano-centrista, sino para saber cuál es la aportación de esta comunidad a la Historia y a la Cultura de España. Tenemos que mirar al retrovisor para avanzar.
–Pero uno de los desafíos más importantes en esta comunidad tan amplia y rica es de la despoblación. ¿Cómo se sustentan su anunciado en su comparecencia en las Cortes, esos servicios culturales de calidad en el medio rural?
–En la Fundación Delibes hemos llevado exposiciones y actividades a pueblos en los que hemos detectado una enorme carencia de medios. Faltaban desde vitrinas a espacios adecuados para albergar actividades. Es una prioridad que alguien que viva en un pueblo de menos de mil habitantes, incluso de menos de quinientos, pueda disfrutar de una exposición, de una charla, o de cualquier otra actividad como lo haría en una ciudad. Pero carencias hemos encontrado en sitios como Toro, localidad que no es de las más pequeñas y a la que no le falta actividad.
–¿Y ese plan es viable?
–Yo bebo de Miguel Delibes y de sus preocupaciones y objetivos, como la defensa del medio rural. Para mí es una preocupación primordial que alguien pueda disfrutar de un servicio cultural de calidad, exposiciones, charlas, pero también cine. Desde la Junta, con la Filmoteca, vamos a programar ciclos, vamos a llevar cine clásico y moderno al medio rural.
–¿Es el patrimonio monumental el mayor activo de esta comunidad?
–Es el que más se ve. Catedrales, Acueducto... pero también hay un patrimonio inmaterial, tradiciones, literatura, patrimonio industrial... El monumental es el más visible, pero hay más que eso y nuestro objetivo es difundir todo el patrimonio.
–Pero en el patrimonio más pequeño vuelven los problemas derivados de extensión, dispersión y despoblación.
–Contamos con el ejemplo de la Fundación Santa María la Real, gracias a la visión de alguien como Peridis, que recuperó un edificio en estado de ruina y es capaz de irradiar beneficios a municipios de su entorno y estableciendo las bases de un modelo que funciona. Hemos traído para la Dirección General de Patrimonio a Gumersindo Bueno, que ha sido director de Proyectos de Santa María la Real y tiene muy clara la estrategia para atajar la sangría no ya de futuro, sino de presente.
–Para lo que habrá que contar con apoyo privado.
–La estrategia fundamental para sacar adelante proyectos culturales es la colaboración. En el primer escalón en la salvaguarda del patrimonio está el ciudadano, el que vive al lado de las joyas patrimoniales. Las instituciones también tienen que estar ahí, pero necesitan del apoyo de la iniciativa privada. En la Fundación Delibes tuvimos la experiencia del apoyo decisivo de Vega Sicilia para emprender la digitalización del archivo. No fue una estrategia de marketing para la bodega, ni siquiera la necesita, fue el caso de una marca de calidad que se quiso implicar con otra marca de prestigio de su entorno como es Miguel Delibes.
–Va en esta línea su anuncio de actualizar la Ley de Patrimonio?
–Había ya anteproyectos en marcha en este sentido. No venimos a renunciar al trabajo que se venía haciendo, sino a mejorarlo y si puede ser, con el mayor consenso posible. Por eso propuse un pacto al resto de grupos parlamentarios. La cultura tiene que estar en el centro de la agenda. Si somos algo somos cultura, no somos otra cosa. Tenemos que implicarnos todos en algo que nos ha sido dado y que tenemos que preservar y transmitir a las siguientes generaciones.
–¿Sin el riesgo de convertirnos, como temen los fatalistas, en mero parque temático de lo antiguo?
–Hay que huir del radicalismo. En el objetivo de cuidar el patrimonio para transmitirlo hemos de ser capaces de darle un buen uso y crear tejido empresarial en torno a él. Verlo como oportunidad para generar riqueza.
–Y en cuanto al español como patrimonio, ¿qué idea trae?
–Más que una idea, traigo a una persona, a José Ramón González, catedrático y exvicerrector de la UVa, que ha demostrado estar más que capacitado para la promoción del español. Queremos que Castilla y León sea la potencia del español, para que desde fuera aprendan nuestro idioma y de paso se adentren en el conocimiento de la cultura española.
–En este punto, anuncia un festival internacional de literatura.
–El proyecto parte de que Castilla y León alberga, en Urueña, la única Villa del Libro de España. Si otras ciudades del libro de Europa acogen festivales, por qué no nosotros? Sería una ventana para conocer qué se está haciendo en creación literaria, traer a grandes invitados... cumpliría un papel a la hora de concebir la lengua como recurso cultural.
–Castilla y León se ha estructurado a partir de grandes centros repartidos por provincias. Musac en León, Centro Cultural Miguel Delibes en Valladolid, Museo de la Evolución Humana en Burgos... ¿Mantendrá este esquema?
–La estrategia de crear estandartes en cada provincia no llegó a todas. En todo caso, nuestra preocupación es la de potenciar la red básica de centros de cultural de Castilla y León. Contamos, entre archivos, bibliotecas y otras instalaciones con 46 centros en la comunidad de los que es titular la Junta y que deben servir de referentes para los ciudadanos de Castilla y León. No es el momento de los grandes eventos, sino el de reforzar la red de centros como tejido cultural que llegue a todos los ciudadanos.
–La Oscyl cumplirá 30 años en 2021. Seguirá bajo el paraguas de la Fundación Siglo?
–De la Fundación Siglo generalmente no se hablaba –siempre ha generado cierta inquietud y polémica–, pero yo sí hablé en la comparecencia. La Fundación Siglo no es algo ajeno a la Consejería, es un ente instrumental al servicio de la Junta, que tiene que cumplir los mismos valores; goza de la flexibilidad que ofrecen los entes instrumentales, pero sin descontrol ni mala gestión. Las instituciones no son malas per se, depende de la gestión que de ellas se haga. La idea clara ha de ser que con control, transparencia, eficiencia y eficacia la Fundación Siglo es útil como una parte más de la Consejería.
–El Ayuntamiento de Valladolid repite en los últimos años a una reivindicación recurrente sobre la falta de apoyo de la Junta a la Seminci. Tal vez dos anuncios de su comparecencia, la puesta en valor del sector audiovisual y, sobre todo, la nueva política de colaboración con los Festivales Culturales sirvan de respuesta a esa demanda?
–La Seminci es uno de los grandes acontecimientos culturales de Castilla y León, en la que hay aportaciones de otras instituciones. Tampoco el Ministerio de Cultura se caracteriza por la cuantía de su aportación en este caso, pero no quiero entrar en polémica por ello, todas las instituciones tienen sus problemas y todas han pasado por una crisis tremenda. Castilla y León cuenta con grandes productos culturales que nos hacen mejores a todos y la Seminci es uno de ellos. Desde la Junta vamos a apoyar la Seminci pero también otras dos instituciones culturales que están entre las mejores del mundo y que están aquí, el Museo Nacional de Escultura, que ya le gustaría a Madrid tenerlo allí, y el Archivo de Simancas, que ya le gustaría a Alemania, a Francia o a Italia contar con una institución similar, la mejor del mundo en su género. Tenemos que abrir vías de colaboración porque son activos importantísimos de Castilla y León aunque estén en manos de otras instituciones. Ya me he reunido con la directora del Museo y espero hacerlo pronto con la del Archivo. Debemos apoyar porque nos dan prestigio a todos, nos dan visibilidad y excelencia.
-¿Qué otras fórmulas contempla para apoyas el cine?
–Castilla y León es tierra de rodajes y la apuesta por la Film Comission que ha hecho el Ayuntamiento de Valladolid es un acierto que tenemos que extender, hay que aprovechar esa riqueza de paisaje, de horizontes para atraer rodajes.
–Las compañías de teatro de Castilla y León se quejan de que la administración autonómica no les cuida, como sí hacen otras comunidades españolas con sus grupos.
–Precisamente ayer –por el miércoles– nos reunimos con Artesa [la asociación en la que se agrupan las compañías de la región] durante dos horas. Queremos ser proactivos y reunirnos con todos los colectivos, nos implicaremos siempre en la solución, a veces como actores principales y otras como catalizadores. En el caso de las compañías su situación es peliaguda, porque sí puede entenderse que la protección que reciben compañías de otras comunidades genera competencia desleal. Ofrecer soluciones favorecerá a los colectivos implicados pero redunda en beneficio de todos los ciudadanos, que recibirán un mejor producto cultural.
–En cuanto al turismo, se han detectado prácticas y 'perversiones' de la actividad como la gentrificación y el abuso en los alquileres turísticos, especialmente en ciudades como Salamanca o Segovia?
–Sí se ha detectado cierta competencia desleal, aunque el fenómeno de las viviendas turísticas no es un fenómeno nuevo, pero siempre estaba asociado a las costas y ahora también surge en destinos de interior. Para velar por el cumplimiento de la ley en este caso vamos de la mano de la Agencia Tributaria y hemos firmado convenios con las Policías Locales de varias ciudades, también hemos hablado con las plataformas de reserva para garantizar que su oferta solo incluyan establecimientos que cumplen las reglas. Los ciudadanos tienen que disponer de garantías, hay que evitar las estafas.
-La política de turismo pasa por estar presentes en los encuentros más importantes del sector, pero hoy hay que atender también los nuevos canales que posibilita Internet, influencers, blogueros, centrales de reserva tipo Booking... son nuevos actores del sector. ¿Se les tiene en cuenta?
–Lo fundamental es disponer de un buen producto. Si la experiencia que tiene un turista en un destino es de calidad, transmite su satisfacción a la gente de su entorno. En la Dirección General de Turismo contamos con una mujer que conoce el sector desde dentro, fundamental para saber a qué países debemos dirigir nuestra oferta. Hay que contar con potenciales como el de Portugal, que cuenta con un aeropuerto, el de Oporto, por el que pasan cada año doce millones de turistas y está ahí al lado. tenemos que ser capaces de posicionarnos de cara a esos nuevos mercados, el turismo asiático, el de las antiguas repúblicas soviéticas... y han de ser de nuevo los más cercanos a esta industria, los que viven de ella los primeros que tiene que implicarse.
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