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El primero de los premios recayó en una comedia, y en esta segunda convocatoria, la Fundación Teatro Calderón recompensa un texto comprometido con su tiempo. Una obra escrita a cuatro manos que aborda temas tan actuales y que tanto afectan a los jóvenes como el ... acoso escolar, el abuso sexual, el uso del alcohol como vía de escape y los conflictos paterno-filiales. Un texto que lleva la firma de Itziar Pascual y Amaranta Osorio, y que tiene un recorrido mucho más largo. ‘Clic, apenas un instante’ es la segunda de las paradas de una trilogía (‘Trilogía de las luciérnagas’) que arranca con dos mujeres unidas por el Holocausto judío, que prosigue con el perpetuo combate en el que viven nuestros jóvenes, y que culmina con un monólogo –estrenado ya con Aitana Sánchez Gijón como protagonista– sobre los refugiados.
Una sociedad de éxito la que han formado estas dos escritoras, ya que ‘Moje Holka, Moje Holka’ mereció el Premio Jesús Domínguez y su ‘Clic’ gana ahora el premio concedido por la Fundación Teatro Calderón. El tercero de sus textos, integrado en el proyecto Home en favor de los refugiados, se ganó un reconocimiento mucho más importante que el material. «Tuvo dos únicas sesiones en el Teatro Español y la recaudación se destinó íntegramente para una ONG que trabaja con mujeres refugiadas», explica Itziar Pascual, sobre un texto que se inspiró en una noticia real, la que sonrojó a toda Europa cuando un pequeño pueblo italiano emitió un bando municipal prohibiendo a sus vecinos que facilitaran alimentos a los refugiados. «Nos pareció tan aterrador que fue el punto de partida de un monólogo en el que una mujer incumple esa normativa para ayudar a una refugiada», apunta acerca de una obra titulada precisamente en italiano, ‘Vietato dare da mangiare’ (‘Prohibido dar de comer’).
chema viteri, director artístico del teatro calderón
En ‘Clic, apenas un instante’ se preocupan por los problemas que sufren los jóvenes, «ese periodo de la vida tan difícil, en donde uno no sabe muy bien quien es ni qué quiere de la vida. Donde nos sentimos grandes y fuertes pero somos aún frágiles. Hoy en día hay muchos casos de acoso y de violencia y nos parecía muy importante hablar de ello. Pese a que el tema es tan difícil, decidimos abordarlo desde la belleza y la bondad. Nos parecía importante rescatar la fuerza que pueden llegar a tener los más pequeños y cómo, si nos uniésemos, quizás podríamos cambiar lo que sucede», comenta Amaranta Osorio, reforzada en su explicación por Itziar. «A lo largo de la trilogía nos importa mucho escribir sobre personajes femeninos que puedan aportar experiencia y voz en el mundo en el que vivimos. Nos importa una memoria del pasado y conciencia del presente. Comprender de dónde venimos y en qué situación estamos a través de un diálogo intergeneracional que consideramos necesario. Escribimos al servicio de la conciencia y del pensamiento actual de nuestra sociedad».
emilia yagüe, productora y distribuidora
Su texto, que mereció el favor del jurado sobre un total de 105 trabajos presentados –80 se presentaron en la primera edición–, aborda toda una problemática común a millones de padres pero también a millones de jóvenes. «Queríamos hablar de mujeres jóvenes que se hacen preguntas sobre su lugar en el mundo, su relación con el amor, con sus padres, con el mundo académico y también con las nuevas tecnologías». Itziar Pascual se refiere a la irrupción de esas nuevas vías de comunicación que sin embargo en ocasiones provocan una «profunda incomunicación». Y es que en la obra surge el habitual grupo de WhatsApp creado entre padres «que asisten perplejos y con cierto miedo a los acontecimientos que ocurren entre sus hijos en el instituto. Esta obra nace a partir de una serie de reflexiones sobre la adolescencia como un territorio apátrida sin nombre, sin rumbo, sin tierra, donde muchos conflictos se dan la mano y con frecuencia con incomprensión por parte de los adultos. Muchas veces observamos el mundo de los adolescentes con perplejidad».
Pascual, socia fundadora y presidenta de la asociación Marías Guerreras nacida en 2002, lleva muchos años comprometida en la lucha por reivindicar los derechos de las mujeres y no cree que los movimientos que han surgido en nuestros días como el movimiento #MeToo o La Caja de Pandora respondan a una moda o tendencia del momento. «Muchas veces en el ámbito del trabajo colectivo se trabaja de forma subterránea y no perceptible. Puede parecer que hay tendencias o modas, pero creo que hay un trabajo de colectivos muy largo en el tiempo», asegura.
josé m. mora, director de la escuela de arte dramático
En el anuncio del fallo del jurado se planteó el escenario de textos «muy bien escritos» –según comentó Chema Viteri, director artístico del Calderón– que sin embargo luego no tienen un buen traslado a la escena. Algo que no supondrá ningún obstáculo en este caso, tal y como explica Itziar Pascual. «Para nosotras dos es muy importante la exigencia artística y la conciencia escénica. Lo tenemos en cuenta a la hora de escribir porque la literatura dramática debe tener una eficacia escénica al servicio de los actores y del montaje», explica, haciendo referencia al perfil de actriz, además de escritora, de Amaranta Osorio. Una relación que surgió en un aula, Itziar era profesora de Amaranta en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), y que estrechó lazos cuando decidieron escribir a cuatro manos.
¿Y cómo se escribe a cuatro manos cuando dos de ellas, las de Amaranta, tienen su residencia en Francia? «Pues en este caso encontramos el lado positivo de las tecnologías», sonríe Itziar, «porque bien utilizadas son una apoyo magnífico para el proceso de creación». Un proceso complejo que se resolvió con una primer contacto para establecer los procesos de escritura, y a partir de ahí utilizando Skype, el correo electrónico, por supuesto el WhatsApp, y todos los recursos a nuestra disposición para comunicarnos».
Este II Premio Fundación Teatro Calderón de literatura dramática, sin dotación económica, no tiene mayor recompensa –que no es poca– que el compromiso de llevar el texto a escena con estreno en el propio Calderón. El jurado ha estado compuesto este año, además de Chema Viteri, por José Manuel Mora, director de la Escuela Superior de Arte Dramático; Nina Reglero y Eduardo Vasco, ambos directores de escena; y Emilia Yagüe, productora y distribuidora teatral. La primera edición del premio recayó en Alberto de Casso por el texto 'El ciclista utópico', que fue llevada a la escena con Yayo Cáceres en la dirección y Fran Perea y Fernando Soto como protagonistas.
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