![Ignacio Guerra plantea interrogantes sobre la autoría del zócalo de Pimentel](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201811/16/media/1411267681.jpg)
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SAMUEL REGUEIRA
Valladolid
Sábado, 17 de noviembre 2018, 11:25
Nadie como Ignacio Guerra conoce el friso de azulejos que adorna el zagúan del palacio de Pimentel, realizado con materiales procedentes de Guinea Ecuatorial en 1939 por la fábrica de Juan Ruiz de Luna en Talavera de la Reina y en torno al cual el profesor publicó un libro divulgativo en 2015 a propósito de su historia. Fue la de este zócalo una gestación, con todo, no exenta de misterios, uno de los cuales planea en torno a su verdadera autoría, incógnita que vertebró este viernes la conferencia que el propio Guerra desarrolló en la Fundación Segundo y Santiago Montes en torno a su autoría artística y material, y que coincidió con la inauguración de la exposición de un dibujo plantilla para el friso.
«No cabe duda de que el zócaro de azulejos salió de la fábrica toledana de Nuestra Señora del Prado», explicó Guerra, cuyo objetivo de ayer pasaba por aclarar aquella autoría real, desde la perspectiva más artística. En aquel año, el ceramista encargado de la supervisión del proyecto, Francisco Arroyo Santamaría, abandona la fábrica por divergencias con el propietario, Juan Ruiz de Luna, que a la vez resultaba ser su suegro. ¿En qué momento de 1939 deja Arroyo Santamaría el trabajo? Ahí se levanta la primera zona oscura: «Hay dos teorías: la que dice manifiestamente que el zócalo es suyo, o al menos la parte artistica, y otra que apunta al hijo del dueño, Juan Ruiz de Luna Arroyo».
La duda de la autoría se extiende también al dibujo, que se expondrá en la Fundación hasta el 16 de diciembre, y con el que se facilita toda clase de comparativas –por ejemplo, ese último incluye la Torre de la Antigua– y que termina brindando infinidad de datos en torno al trabajo de las fábricas de entonces y las posteriores rectificaciones que se hacían conforme avanzaba el proyecto, de manera análoga a como hoy las radiografías permiten comprobar las diferentes capas y borradores de grandes obras de la pintura.
El conferenciante trazó una breve historia también de la fábrica de Ruiz de Luna: «Abrió en 1908 y a lo largo de su historia llevó a cabo una buena cantidad de trabajos admirables que salieron de España: el metro de Buenos Aires, bancos y cerámicas de Guinea Ecuatorial». En 1961, dos ceramistas –Mauricio Delgado y Bernardo Corrochano– compraron al por mayor a Arroyo de Luna un contenedor de materiales, herramientas, moldes y papeles en apariencia sin valor que este, en una venta a granel, les proporciona para su nuevo negocio, 'Artesanía Talaverana'. Entre los materiales, mal doblado y pésimamente conservado, se encontraba el dibujo de 'El incendio de Valladolid', cuya recuperación Guerra solo puede calificar como «una grandísima suerte».
No solo por el tamaño, sino también por un generoso número de detalles entre uno y otro modelo, el zócalo y el dibujo presentan notables diferencias, explicables por diferentes motivos, de los cuales Guerra prefiere quedarse, únicamente, con aquellos demostrables: «El zócalo no es más que la culminacion de un proyecto de adecentamiento del portal que presenta el arquitecto de la Diputación de Valladolid, Constantino Caldeira», expuso. «El proyecto se presenta, sí, pero a la hora de acometer las obras empiezan los problemas, los retrasos por motivos políticos y falta de dinero, y que después se trastocaron las medidas por causas desconocidas».
Los azulejos del zócalo llegaron en dos tandas, dos mil en marzo de 1939 y unos mil doscientos entre febrero y marzo del 40, estos últimos ya firmados por Ruiz de Luna Arroyo. Un segundo zócalo, encargado por el cuerpo de artillería de Segovia con la firma de Santamaría, presenta ciertas comparativas con el zócalo primero, que deja la duda abierta sobre la autoría artística del friso de Pimentel.
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