«El humor para seducir funciona menos de lo que nos han contado»

–¿Es molesto que esperen de usted que sea gracioso?

–Quien lo espere de mí se puede llevar algún chasco. Necesito tiempo y confianza para estar lo suficientemente a gusto como para hacer gansadas.

–¿Es este un país para cómicos?

–No creo que tengamos más problemas que otros. No me considero cómico pero trabajo en comedia. Yo no genero textos, no tengo que enfrentarme a qué dicen sobre algo mío. Alrededor sí veo a muchos cómicos. Tendemos a decir eso de 'en este país' y no creo que seamos diferentes al resto de países de nuestro entorno para bien o para mal.

–¿De qué se ríe?

–Del ridículo ajeno, del humor involuntario, de un presentador dando una noticia gravísima con un moco en la nariz. De una modelo cayéndose estrepitosamente en un desfile, de un pedo a tiempo, de la escatología, con Chiquito de la Calzada por supuesto.

–¿La última vez que lloró de risa?

–Es de algo antiguo pero lo he visto hace poco y volvió a hacerme mucha gracia. Es de 'El diario de Patricia', una fuente inagotable de humor. En una ocasión había una participante transexual y le hicieron una pregunta que le incomodó. Se levantó y, según se iba, le dijo a Patricia; «¿Te puedo pedir una última cosa? Mírame el coño», y se subió la falda mostrando toda su anatomía. La descontextualización.

–¿Es el humor buen arma para seducir?

–Francamente no. No es que tenga muchas más armas pero el humor para seducir funciona menos de lo que nos han contado.

–¿Planea la sombra de la cancelación?

–Más de lo que me gustaría.

–¿Sufre o disfruta haciendo reír?

–Generalmente lo disfruto pero no genero contenidos, leo lo que me escriben así que me lavo las manos. Siempre puedo decir que es lo que ponía en el guion.

–¿Nos tomamos el humor demasiado en serio?

–A veces sí. Estoy en contra de que cualquier tema se pueda tocar desde el drama pero desde el humor lo midamos con lupa. No me parece justo. Todo puede tocarse desde el prisma del humor.

–No bromearía sobre...

–Se puede bromear de todo, de violaciones, de pederastia, todo depende de que tenga gracia el chiste. Hay tantos humoristas kamikazes haciendo chistes sobre cosas candentes... no creo que te tengas que poner límites. Evidentemente, analiza tu público. Si haces chistes sobre el 11-S delante de bomberos voluntarios tendrás un público difícil, pero, a priori, no creo que moralmente haya algo de lo que no puedas reírte.