¿Empodera a la mujer o la sexualiza? ¿La glorifica o la convierte en objeto? El espectador tendrá que dilucidarlo ante las seductoras, controvertidas y provocadoras imágenes del fotógrafo germano-australiano Hemunt Newton (Berlín, 1920 - Los Ángeles en 2004). Casi 140 instantáneas reunidas en el ... Muelle de Batería de La Coruña hasta el 1 de mayo de 2024. Es el espacio de la Fundación MOP (Marta Ortega Pérez, presidenta de Inditex y mecenas) que vuelve a ofrecer una muestra de un gigante de la fotografía del siglo XX tras las dedicadas a Peter Lindbergh y Steven Meisel. Philippe Garner, y uno de los tres comisarios de 'Helmut Newton-Fact & Fiction', que así se titula la exposición, invita al visitante a «mantener la mente abierta y preguntarse ¿Qué es realidad y qué es ficción?».
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La mujer en sofisticadas y provocadoras poses, casi siempre sexualizada, es la protagonista absoluta de la singular obra de Newton. Escultórica, imponente, a menudo desnuda, siempre sensual, la retrata en situaciones y actitudes que pueden generar tanta admiración como rechazo y que tanto irritan a las feministas en la era del 'MeToo'. Garner, vicepresidente de la Fundación Newton y comisario junto a Matthias Harder y Tim Jefferies, recuerda que «la provocación era fundamental para Newton». «Quería que sus imágenes fueran inconfundiblemente suyas y desafiaran al espectador»
Lo logró en vida y lo hace casi veinte años después de su muerte. «Le fascinaba el encanto femenino, trascender los límites y cuestionar los tabúes de su época. Si viviera, sé que hoy haría lo mismo», asegura Garner. «Realidad y ficción se fusionan en su trabajo», dice aludiendo al título de la muestra. «No era un fotógrafo documental. Era un reconstructor de realidades observadas o imaginadas cuya habilidad consistía en dotar a sus instantáneas, cuidadosamente proyectadas, de un poso de verdad», resume.
Ególatra, contradictorio e irónico, manipulador, 'voyeur' e ilusionista de la imagen, Newton, rechazaba ser un artista y se describía a sí mismo como un fotógrafo comercial, un «pistolero a sueldo», un mercenario de la imagen «a quien le encantaba ganar mucho dinero -dice Garner- siempre decidido a sobresalir afirmando su individualidad», y que se convirtió en el fotógrafo más publicado del mundo en su época.
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Newton era un adolescente cuando se celebraron en Berlín los Juegos Olímpicos concebidos para glorificar a la raza aria y a Hitler y que rodó y fotografió Leni Riefenstahl. La parafernalia nazi tuvo un gran efecto en el futuro fotógrafo. Tanto, que Garner afirma que «Newton trató de apropiarse de la estética nazi y del modo de trabajar de Rifensthal para vengarse de los nazis de los que tuvo que huir en su juventud». Garner ve su trabajo «como una desafiante respuesta a este trauma y a quienes amenazaron su libertad de expresión».
«Era un joven curioso y un mirón. Lo fue durante toda su vida. Le gustaba observar y fue testigo del auge del fascismo. Las imágenes de la Olimpiada quedaron en su disco duro», asegura Garner. Cuenta un curioso encuentro de Newton con una anciana pero vital Leni Riefenstahl a quien llegó a fotografiar. «¡Por fin puedo conocer al joven judío!», exclamó la octogenaria actriz y cineasta favorita de Hitler. «¡Ya era hora de conocer a la vieja nazi!» le contestó el fotógrafo.
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Terrible misógino y machista para feministas e intelectuales como Susan Sontag, Garner niega la mayor y asegura que, como el propio fotógrafo decía sí mismo, «Newton es feminista». Afirmación más que chocante cuando el fotógrafo soportó constantes acusaciones por sexualizar a las espectaculares modelos que fotografiaba. Con todo, el comisario cree que de alguna manera «empoderó a las mujeres». «Antes de Newton las mujeres en la moda eran frías, elegantes y sofisticadas y él les dio la sensualidad y le restó rigidez» asegura. «Sacó de las mujeres cosas que antes nadie lograba», agrega. «No le importaba ni ofender ni provocar» dice Garner.
La muestra recorre una carrera de seis décadas a través de 139 imágenes procedentes de los inmensos fondos -«decenas de miles de imágenes», dice Garner- de la berlinesa Fundación Helmut Newton. Entre ellas los inusuales paisajes y las Polaroids preparatorias de sus grandes fotos. Todas en copias de época, se presentan junto a varios vídeos, documentos y objetos, como sus cámaras Nikon y Rolleiflex, su colección de 'Barbies', fetiches como vertiginosos tacones de aguja que contextualizar la carrera y la vida privada de Newton, en la que su esposa June Brunell (alias Alice Springs) jugó un papel determinante.
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Newton se consagró en las ediciones francesa y estadounidense de Vogue. Entre sus modelos estuvieron grandes figuras del mundo de la moda y la cultura, como Charlotte Rampling -encantada en La Coruña de reencontrarse con sus retratos newtonianos-, Andy Warhol, David Bowie, Margaret Thatcher, Jerry Hall, Naomi Campbell, Elsa Peretti, Yves Saint Laurent o Karl Lagerfeld.
La cantante Grace Jones, otra de sus cómplices, explica en el documental 'Helmut Newton: Perversión y belleza' (Gero von Bohem, 2020) qué suponía posar para este mirón genial: «Era un poquito pervertido, pero yo también lo soy, así que no pasa nada (risas). Sus fotografías son eróticas, pero también albergan una dimensión profunda. El trasfondo cuenta una historia. Nunca era vulgar, siempre hacía gala de un gusto exquisito».
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