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Un representante de la tribu de los 'ojos de la guerra', el fotoperiodista Gervasio Sánchez, visitó ayer Valladolid para participar en uno de los encuentros de Cronistas del Siglo XXI de la Fundación Miguel Delibes. «Me río mucho cuando oigo que los políticos de antes ... eran mejores que los de ahora», aseguró evocando su experiencia en los Balcanes. «Durante cuatro años miraron para otro lado y permitieron ese desastre. Los Kohl, Mitterrand, Mayor y González son corresponsables», aseguró.
Sánchez fue presentado por Angélica Tanarro como «un periodista de raza; son los ojos del mundo que van adónde el mundo, los poderosos más bien, no quieren mirar». Esos lugares sucios, las guerras, donde se dirimen pasiones y ambiciones humanas, y donde a menudo aflora lo peor del ser humano.
Esa idea de ver lo que otros no quieren que se vea fue, asimismo, resaltada por el protagonista del encuentro, que en esta ocasión se celebró en la sede de Fundos. «Un mundo donde no hay notarios del horror es un mundo todavía más desprotegido», asegura el periodista cordobés, que atesora entre sus galardones los premios de periodismo Ortega y Gasset y Cirilo Rodríguez.
«Con 14 años ya quería ser periodista porque coleccionaba sellos y soñaba con viajar. Y desde el primer minuto tuve claro que quería cubrir conflictos armados», recordó ayer Gervasio Sánchez. «Imagino que al principio me motivó la aventura, pero enseguida descubrí que a estos sitios había que ir por razones de peso. Y las mías tienen que ver con reducir el dolor. Si hay focos, la violencia será menor, porque habrá menos impunidad».
Por ello, se trata de «acercar el dolor que ocurre más allá de nuestras fronteras físicas y anímicas». Pero también contar la historia de después; hay que volver a los lugares que han sufrido conflictos armados para ver qué ocurrió luego «porque una guerra no termina con el alto el fuego, sino tan sólo cuando desaparecen sus consecuencias».
Con esa voluntad de ser testigo del horror para mitigar el horror ha recorrido Sánchez medio mundo: América, África, Asia, los Balcanes… Pero aquellas guerras en la extinta Yugoslavia todavía pesan en su memoria como un recuerdo pegajoso y traumático. «Sigo emocionalmente implicado con ese conflicto. Quizás porque es la guerra más parecida a la Guerra Civil española».
Gervasio Sánchez es partidario de distinguir entre comunicación e información y, por ello mismo, cuando cubre una guerra no consiente que nadie le diga lo que debe hacer. Pero tiene claro que para acceder a las zonas de conflicto hay que ir 'empotrado' en unidades de combate. Aunque lo mejor para no dejarse contaminar es ver la guerra desde los dos bandos. Eso es lo que él hizo en Nicaragua y en otros conflictos bélicos.
A los jóvenes reporteros les da un consejo: «A la guerra no se debe ir por admiración, sino siempre por un buen motivo». Y otro más: hay que buscarse apoyos sobre el terreno porque «caer como un paracaidista en una guerra es el camino más fácil para que te maten». Y remata con un puñado más: «Empatizar con las víctimas, asumir riesgos razonables, porque no se cuenta una guerra desde una habitación de hotel, y conocer las claves del conflicto, para no dejarte embaucar por la propaganda».
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