Forges y la elegancia cuántica

Cochechópolis, homo tontolcúlus o el cipucio del quark son algunos de los hallazgos lingüísticos con los que los bocadillos de Forges abordan la contaminación, la evolución humana o la física de partículas. La preocupación de Darwin ante el agobio de un ama de casa, la reprimenda que aguanta Sócrates de su esposa o Cervantes convertido en tuitero son algunos de los protagonistas célebres de sus viñetas científicas. Y aparatos como el robot del cuñado gorrón especialista en acabar con los ibéricos, el descubrimiento del genoma y la tentadora comparación entre genes de una cebolla y un ministro, el ordenador personal y su obsolescencia instantánea o la reproducción asistida y las excursiones de espermatozoides con bigote remiten a las aplicaciones tecnológicas de algunos de los hallazgos técnicos más destacados de los últimos lustros.

«¿Quién no tiene un 'forges' en su vida?», preguntó Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia. «Yo tengo tres», dijo para señalar que en muchos laboratorios hay alguna de sus viñetas colgada. Mar Siles, delegada del CSIC en Castilla y León, subrayó el carácter reivindicativo de muchas de ellas, pidiendo más atención y financiación para la ciencia. Por su parte Ana Redondo, concejala de Cultura, destacó que es uno de los humoristas que más ha tratado la ciencia y que su humor es necesario hoy. Así se comenzó el curso en el Museo de la Ciencia, con los objetivos de entretener e instruir.