Cada estancia del hogar, un hábitat de biodiversidad

Desde el felpudo, una de las principales vías de entrada de microorganismos en la vivienda, «nuestros zapatos pueden portar más de 400.000 intrusos, no es extraño que en algunas culturas exista la coscumbre de descalzarse antes de entrar en casa», sostiene el biólogo. Las suelas pueden portar ejemplares de Clostridum difficile, Serratia ficaria, Escherichia coli...

De la convivencia con la biodiversidad en nuestras viviendas da cuenta el relato expositivo a través de una escenografía a base defiguras troqueladas de cartón y paneles informativos. Un recorrido por el recibidor, cocina, baño, dormitorio, salón y terraza muestra el hábitat propicio para que los minúsculos inquilinos tomen posesión en cada una de las estancias. Ácaros en sofás y colchones, pulgas y chinches entre sábanas en hogares con mascotas, invertebrados que pueden transmitir tularemia y peste bubónica, pececillos de plata que deambulan por suelos y rendijas del baño. Un insecto muy ágil que huye de la luz y se alimenta de libros, tejidos, pieles, cartón y otros materiales, se explica en la muestra.

Hasta 619 especies de bacterias puede albergar un cepillo de dientes, y veinte familias de bacterias diferentes son capaces de hallar acomodo en el estropajo de la cocina. Un muestrario del censo biológico visible e invisible que encuentra refugio en los domicilios.

La concejala de Educación y Cultura, Irene Carvajal, y la directora del Museo de la Ciencia, Inés Rodríguez-Hidalgo, inaguguraron esta muestra producida por el Museo Nacional de Ciencias Naturales y que se puede visitar hasta el 4 de febrero del próximo año.