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Una veintena de empresas e instituciones culturales, reunidas por el foro 'Castilla y León importa', abogan por la necesidad de reforzar las alianzas y la cooperación, así como la colaboración público-privada, con el fin de salvar el sector, muy golpeado por los efectos de ... la Covid 19. Esta demanda, y otras que se plantearon durante el verano en una serie de mesas de diálogo y debate en La Mudarra, forman parte de un informe de situación que será presentado en breve a las Cortes.
En ese documento se plantean también otras demandas, como que la gestión cultural la desempeñen profesionales, no simplemente políticos; avanzar en la formación cultural para dar mejor servicio a los clientes extranjeros; o mejorar las telecomunicaciones en el medio rural, donde todavía hoy existen lagunas importantes de cobertura, incluso zonas de sombra telefónicas. También se demanda un criterio más razonable a la hora de determinar las limitaciones a que obliga la pandemia, con el fin de no dañar la viabilidad del sector más de lo necesario. El informe, que se está ultimando, abordará también el impacto de la epidemia en los usos culturales habituales, lo que repercute en una mayor dificultad para obtener la rentabilidad económica necesaria para garantizar la solvencia y sostenibilidad de los proyectos.
La iniciativa de reunir a los principales representantes del sector de la cultura, el patrimonio, la rehabilitación y el turismo de Castilla y León fue de la Fundación Godofredo Garabito. «En mayo vimos que se había parado toda la cultura de sopetón a consecuencia de la pandemia. Nosotros decidimos mantener nuestras actividades de verano y detectamos que la gente lo agradecía. Había una demanda», explica Guillermo Garabito, presidente de la fundación. «Pensamos que podía ser un buen momento para reunir a empresas y personas del sector para hablar sobre el futuro y, para nuestra sorpresa, la acogida de la idea fue excepcional». Había una necesidad que ningún foro podía cubrir, dado que no existen. «De ahí surgió la idea de crear nosotros ese foro, 'Castilla y León importa', que no se agotará en las actividades de este verano, sino que tendrá continuidad».
El listado de la veintena de empresas culturales e instituciones públicas y privadas participantes es la mejor prueba de que había necesidad de hablar y de cubrir un vacío. Entre quienes han contribuido con sus reflexiones al informe figuran Hay Festival, Villa del Libro, Fundación Castilla y León, Grupo gastronómico José María, El castillo encantado, la empresa Patrimonio Inteligente, AIECE Clúster de Hábitat Eficiente, los alcaldes de Moradillos de Roa y de Trigueros del Valle, Fundación Las Edades del Hombre, Casa Lis, Teatro Zorrilla, Fundación Santa María la Real, Fundación Miguel Delibes, Fundación Joaquín Díaz… Un amplio panorama de perspectivas y realidades diferentes.
La necesidad de reforzar la colaboración, especialmente de las realidades culturales más modestas, era evidente para todos los asistentes. Sheila Cremaschi, la directora del Hay Festival, expuso el problema con gran crudeza. Y es que, en el mundo de la cultura, «todos somos francotiradores de lo nuestro, tenemos muy claro el sentido de nuestras actividades y el mejor modo de desarrollarlas, pero no miramos cómo colaborar con otros». Esa posibilidad de colaborar, y también las ganas y el interés por hacerlo, se reavivaron gracias al intercambio de ideas en el foro.
Pero, ¿cómo lograrlo? En Madrid, por poner un ejemplo, cinco instituciones de tamaño mediano -los museos Cerralbo, Lázaro Galdiano, Artes Decorativas, Museo del Romanticismo y Casa Sorolla- han constituido el grupo Cinco Museos para darse a conocer mutuamente y conformar una ruta alternativa a los circuitos museísticos tradicionales. ¿Cabría algo similar aquí? En Urueña la confluencia de varias instituciones culturales en el mismo pueblo (Villa del Libro, Museo Joaquín Díaz, Museo de la Música, Museo de las Campanas…) crea su propio itinerario cultural. Pero muchas opciones de colaboración aún están por explorar. «Las asociaciones de municipios están haciendo una gran labor, pero apenas se las presta atención. Quizás la salida esté en crecer y elaborar proyectos de una mayor entidad».
Una de las posibilidades más realistas de colaboración pasaría, por ejemplo, por la asociación de varias pequeñas fundaciones, empresas o instituciones para contratar a profesionales que les permitan captar fondos europeos, explica Guillermo Garabito. Esta posibilidad está hoy sólo al alcance de entidades de tamaño grande como la Fundación Santa María la Real, dedicada al románico palentino y que tiene personal dedicado a ello, pero desborda las posibilidades de otras más modestas como la Fundación Joaquín Díaz, por ejemplo. «Pero si fuéramos capaces de diseñar estrategias de colaboración podría ser factible», opina Garabito. De hecho, la necesidad de internacionalizar más el patrimonio y la amplia oferta cultural y turística de la comunidad autónoma, impulsando su proyección pública en el exterior, pero también captando recursos foráneos, fue una de las ideas fuerza en la que coincidieron la mayoría de los participantes en el foro 'Castilla y León importa' celebrado durante el verano.
El informe analiza también el impacto que ha tenido la pandemia en el sector cultural y las incertidumbres de futuro. «Durante el confinamiento la cultura ha demostrado ser más necesaria que nunca, pero cuando se han producido los rebrotes no hemos percibido ninguna sensibilidad especial de la administración». Guillermo Garabito hace referencia a algunas limitaciones de aforo (25 personas máximo en interiores y 50 en exteriores, al margen del tamaño de los espacios en cuestión) que han hecho inviables muchas actividades y que han manifestado poca coherencia con otras medidas. «Hace falta criterio para la cultura», recalcó. Y apostilló que «los promotores somos los primeros interesados en que todo vaya bien». Como demostró el Ayuntamiento de Valladolid, por ejemplo, con el meticuloso cuidado con el que gestionó la asistencia al Festival de Teatro de Calle. «Pongámonos de acuerdo para sostener nuestra cultura, que es esencial», opina el presidente de la Fundación Garabito.
El problema es que muchas de las fórmulas de trabajo cultural que el sector venía manejando hasta ahora no son válidas en un escenario de riesgo de contagio. «La cultura multitudinaria no es posible en estos momentos y eso limita mucho las posibilidades de obtener una rentabilidad económica que permita sobrevivir», explica Garabito. Por ahora sólo cabe adaptarse a la situación y esperar al futuro. «Toda crisis es una oportunidad, ciertamente, pero la clave está en ser capaces de soportar el primer golpe. El riesgo ahora es que se sigan destruyendo empresas y que aumente la precarización del sector. Por ello no basta con seguir como hasta ahora; es necesario tomar la iniciativa».
Rocío Ruiz, directora general del Grupo José María, dedicado a la restauración y a la organización de eventos, destacó la importancia de la coordinación entre las administraciones públicas y los empresarios para elaborar una oferta adecuada al turismo existente en cada momento. La necesidad de un diálogo constante, «que en Segovia si se produce», precisó, es crucial para ir diseñando la estrategia turística de la ciudad.
Para Enrique Cornejo, empresario teatral y gestor del Teatro Zorrilla de Valladolid, la cultura tiene la responsabilidad de «elevar el estado de ánimo de los ciudadanos» en estos tiempos complicados. Y desde esa responsabilidad ha decidido mantener abierto su teatro pese a las pérdidas. Cornejo reclamó la necesidad de reivindicar que las políticas culturales públicas estén a cargo de profesionales del sector.
El director del Museo Casa Lis, Pedro Pérez Castro, aseguró que es imprescindible seguir mejorando la calidad «de nuestro producto cultural para mejorar a la vez la calidad del turismo que atrae». En relación con la experiencia de su propia institución, destacó que este verano se ha notado un aumento en el turismo nacional interesado por la cultura, que otros años quizás optaba por destinos internacionales.
El administrador de Las Edades del Hombre, Julio César García, considera que es necesario un apoyo institucional estable para las actividades culturales de Castilla y León. Y asimismo reclama renovar las fórmulas expositivas que permita añadir atractivos culturales a los municipios de Castilla y León, y que, al mismo tiempo, sirvan para recuperar patrimonio. Y sugirió la posibilidad de crear pequeños museos locales de Las Edades.
El director de AEICE Clúster de Hábitat Eficiente, Enrique Cobreros, reivindicó hablar de «patrimonio territorial», como concepto que engloba el patrimonio cultural, natural, histórico, social y económico de un territorio. «Hay que aprovechar el petróleo que tiene cada territorio, y el de Castilla y León es el patrimonio y la cultura». Un estudio de AEICE asegura que por cada euro invertido en patrimonio se reciben 20 en retornos.
Moradillo de Roa, un pequeño pueblo de Burgos, está logrando el reconocimiento por su iniciativa de recuperación y puesta en valor del barrio de bodegas y lagares «El Cotarro» que ha sido galardonado con el Premio Europa Nostra 2020. Para su alcalde Javier Arroyo el único secreto es «haber implicado a todo el municipio, que ha entendido que las bodegas pueden ser un recurso económico vital para el futuro del municipio».
Giovanni Olcese acudió en representación de Oiga Estudio, un estudio de arquitectura sostenible que colabora con la Fundación Rehabilitar Tierra de Campos, que se está encargando de la recuperación de palomares. Para Olcese la puesta en valor del patrimonio pasa también por la educación, no solo de toda la sociedad, sino también de los propios arquitectos: «No entiendo cómo en la Universidad no se estudia patrimonio».
Alex Miranda, responsable de la empresa Patrimonio Inteligente, propuso durante el foro de debate que «se ofrezca a los grandes inversores un ramillete de proyectos de desarrollo patrimonial y cultural» entre los que puedan elegir. Y coincidió con todos los participantes en la necesidad de unir fuerzas en proyectos colaborativos en los que participen diferentes agentes culturales y económicos, públicos y privados.
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