La segunda jornada de Olmedo Clásico, la de hoy sábado 22, está dedicada a la célebre obra de Luis Vélez de Guevara 'El diablo cojuelo', que se presenta en una inesperada reinterpretación desde el punto de vista payasesco, y con una trama paralela centrada en ... contar las dificultades del montaje de la propia obra. Será a las 23 horas en la Corrala del Palacio del Caballero.
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«Lo que ha hecho la compañía de payasos Rhum es algo culturalmente importante, una gran fiesta teatral. Los amantes del mundo clásico tienen que estar agradecidos», asegura Juan Mayorga, director de la obra. «Nos llevan a leer la obra de otra manera. Una visión que sorprenderá a quienes no la conozcan, pero también interesará a quienes tienen referencias previas».
La obra presenta a un grupo de payasos que pelean por intentar contar la historia de El diablo cojuelo, pues, para ellos, representar un clásico es su ocasión para dignificarse. «Para ellos, el clásico es la cultura, el prestigio; el futuro más que el pasado», explica Mayorga. Pero el proyecto parece quedarles muy grande. Ahora bien, aunque aparentemente fracasan, de algún modo, al fin, lo consiguen. Y es que, en el centro de la representación está la dificultad misma de la representación. Por ejemplo, ¿cómo mostrar sobre las tablas ese momento crucial de la obra en el que los dos protagonistas sobrevuelan los cielos de Madrid? ¿Y cuando el diablo levanta los tejados de las casas para ver dentro?
Y, sin embargo, «a través de la fantasía que el arte de los clowns es capaz de despertar en los espectadores, estos llegan a verlo», explica Juan Mayorga, quien resalta el gran trabajo realizado para construir un dispositivo dramatúrgico que haga posible el montaje.
Paradójicamente, en el origen del proyecto hay un impulso similar al que muestra la ficción, pues es iniciativa del grupo de payasos Rhum, que contactó con Juan Mayorga para montar juntos un clásico. Poco después surgió la opción de 'El diablo cojuelo' «como soporte para una experiencia teatral poderosa».
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«El arte del payaso es el del fracaso en lo más elemental, como la capacidad de andar sin tropezarse. En sus fracasos reconocemos los nuestros y por eso representan nuestra fragilidad y pequeñez», explica Mayorga. Y eso «es congruente con la mirada severamente crítica, pero al mismo tiempo compasiva, de Luis Vélez de Guevara». Por otra parte, la extravagante mirada del narrador sobre la gente de su época «tiene algo también de la mirada del payaso», según el director de 'El diablo cojuelo'.
La novela original cuenta la historia de un vividor que libera a un diablillo de tercera división de la botella en la que ha sido encerrado. El diablo cojuelo le enseñará un Madrid insólito, a medio camino entre lo real y lo imaginado «que a mí me recuerda al de Max Estrella en 'Luces de Bohemia», según Mayorga.
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Uno de los temas fundamentales de la obra es la crítica de la hipocresía, de esas vidas que se construyen de cara al exterior, para la opinión pública y las miradas de los otros, mientras en la privacidad aparece la vida real de la gente. «Esta crítica de la hipocresía, el postureo y la teatralización de la vida que Luis Vélez de Guevara critica es de plena actualidad. Y ya nos advirtió de los peligros de caer en la falta de autenticidad y el exhibicionismo narcisistas», explica el director de la obra.
'El diablo cojuelo' cobra vida gracias al trabajo de seis actores que, además, tocan y cantan. Y cuenta con el apoyo de un escenario que busca crear un espacio sugestivo, no realista, que permita contar una historia que se desarrolla en muchos espacios distintos de Madrid.
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