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Desde los primeros intentos de la Antigüedad de describir un punto geográfico en un mapa al saber que desarrollaron cartógrafos del mundo grecorromano con Estrabón ... y Ptolomeo a la cabeza, el arte de la cartografía se puso al servicio del comercio y la estrategia militar. La era de los descubrimientos en el siglo XV le daría un impulso definitivo hasta fraguar en la eclosión de varias escuelas cartográficas europeas. Algunas de las piezas que se crearon a partir de ese momento se podrán contemplar desde el 4 de julio hasta el 13 se septiembre en el Archivo Municipal de Valladolid dentro de la exposición 'Ars cartographica', de la colección Rodríguez Torres-Ayuso donadas al Ayuntamiento.
«Se trata de joyas cartográficas de distintas escuelas, sobre todo de la flamenca, francesa y española, dibujadas entre los siglos XVI y XIX y que abarcan desde representaciones del Universo hasta las vistas y mapas más locales donde aparece la ciudad de Valladolid», resume Eduardo Pedruelo, director del Archivo Municipal.
Desde 2016, Antonio Rodríguez Torres, catedrático emérito de Microbiología y Medicina Preventiva de la UVA, y su esposa Pilar Ayuso, doctora en Ingeniería Agrónonoma, han donado al Ayuntamiento en varias entregas 73 mapas antiguos. De ellos se exhibirán 32 en esta muestra, alguno de ellos contemplado en una exposición en la sala de Las Francesas en 2014, antes de que sus propietarios decidieran legarlos.
Entregado desde los años ochenta a hacer acopio de una colección de cuatrocientos mapas y grabados del mundo –en su mayoría de España y los territorios de la monarquía hispánica–, Antonio Rodríguez Torres (Barcelona, 1935) quiere agradecer con la donación los 48 años dedicados a la medicina y a la Universidad en Valladolid. «Soy catalán y español y me siento pucelano», cuenta emocionado. «Tengo pasión por los mapas, son obras de arte que he comprado por todo el mundo, el último la semana pasada».
«El extraordinario desarrollo de la cartografía desemboca en el florecimiento de las distintas escuelas europeas: la italiana, que monopoliza la producción durante el Renacimiento; la flamenca, la más brillante de todas, situada en las diecisiete provincias de los Países Bajos pertenecientes a la monarquía de España, que la eclipsará; la escuela francesa, más sobria pero también más exacta, y las escuelas inglesa y alemana, que surgen también animadas por la gran demanda de mapas en Europa a lo largo de la modernidad», se resume en uno de los documentos que ilustran la muestra.
A pesar de ser pionera en los estudios cartográficos, esta disciplina no contó con una industria editora potente en España hasta mediados del siglo XVIII con la obra de Tomás López y el 'Atlas de España y sus posesiones de Ultramar' (18848-1880), dirigido por Francisco Coello.
Las principales escuelas europeas están representadas en la colección Rodríguez Torres-Ayuso y también en la donación, que incluye obras de cartógrafos de la escuela flamenca (Ortelius, Hondius, Jansonium, F. De Wit, Van der Aa), la francesa (Vaugndy, N. de Fer, Menttelle, Chanlaire), la alemana (Von Reylly) y la española con T. López, A. Ponz y F. Coello, creaciones todas ellas donde la belleza se funde con al interés comercial, geográfico o militar.
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