La cultura contiene la respiración

GUSTAVO MARTÍN GARZO. «No me ha cambiado nada, lo único el paseo a última hora de la tarde. Más o menos hago lo mismo, escribo por la mañana y por la tarde leo o veo una película. En abril estaba prevista la salida de un libro que reúne varios ensayos en Galaxia Gutenberg y ha quedado suspendida hasta que todo esto pase», de momento sigue con una novela; «la adicción de escribir no tiene cura».

JOSÉ LUIS ALONSO DE SANTOS. «Esta situación tiene dos dimensiones: la médica, el terror -aquí el Madrid lo tiene mucha gente, mi hijo entre ellos-, y el confinamiento, un problema menor», cuenta el último Premio de la Crítica de Castilla y León. «Vivo habitualmente confinado, no hago vida diferente estos días, excepto pasear y acudir a algunos actos. Luego he descubierto una cosa bonita, el trabajo doméstico del que habitualmente no participo y ahora es una gimnasia curiosa. Habiendo gente que se está jugando la vida por los otros, sería monstruoso quejarse».

SANTIAGO LORENZO. Al vallisoletano se le han acabado los paseos. «Quitando el tonto del pueblo, y algún forastero que le releva a veces, los cuatro gatos que vivimos aquí estamos manteniendo el encierro con una disciplina muy comunitaria», dice desde un pueblo segoviano. El 12 de marzo tenía que viajar a Italia. «Ha salido allí 'Los asquerosos' y había quedado en ir a abrazar italianos». Este retiro forzoso no parece que le anime a un 'Asquerosos II', «con uno es suficiente. Y de escribir algo nuevo, nada que merezca la pena. Pero noto que la cosa está a punto de virar». Sobre la relación abstinencia social y creatividad considera que «la aplaca. Pero viene bien aplacarla, que estar todo el día empalmado no puede ser bueno».

MARÍA BOLAÑOS (Directora del Museo Nacional de Escultura). «Nos ha supuesto un freno importante. Se ha suspendido la exposición de Berruguete en Dallas que se tenía que haber inaugurado el jueves pasado. La sala está en el campus y la Universidad ha cerrado. Allí están las piezas embaladas tras ser trasladadas desde Washington», lamenta. «Aquí estaba previsto desmontar la exposición de Miró y la de 'Almacén', todo ha quedado suspendido. El Museo está cerrado, el trabajo con las cofradías para la Semana Santa no sirve para nada por la suspensión de la Semana Santa. Seguimos trabajando en casa, intentando recomponer el calendario. Esperamos inaugurar nueva exposición el 1 de julio y estamos con el catálogo». Mientras mantienen el contacto con el público en las redes sociales y en la web con programas como Decameron que cuenta historias de cada pieza.

JAVIER HONTORIA (Director del Museo Patio Herreriano). «Es un poco frustrante porque acabábamos de inaugurar dos exposiciones de producción propia, la de Eva Lootz y una grande de la Colección con un eco interesante. Confío en que en la reapertura podamos impulsarlas con el brío que merecen. La Alejandro Garrido y la de Carmen Laffón llevaban tres semanas. Tienen compromisos posteriores así que no podremos prorrogarlas. La de Laffón ha sido coproducida con el CAAC de Sevilla y era modélica de cómo queremos hacer las cosas», dice Hontoria, madrileño que, por otra parte, mira a su alrededor «y con este drama se hace difícil pensar en el futuro». Sin embargo hay un resquicio de esperanza, «sin las tareas burocráticas que llevan tanto tiempo, se puede reflexionar. Estamos cerrando la programación de 2021, queremos trabajar sin premuras». A su vez, Javier celebra la «carrera de las instituciones por hacerse visibles en Internet, estamos trabajando por sacar del confinamiento nuestras colecciones en una programación líquida».

ENRIQUE CORNEJO (Empresario teatral, entre otros del Zorrilla). «Es una circunstancia dramática que en 24 horas tengas que cerrar todo, pero lo más importante es que esto se supere y que volvamos a empezar. El después será duro porque la estructura y el tejido cultural se ha desmoronado, las compañías se han deshecho y hay que volver a crearlo. Lo proyectado no vale y la temporada está finiquitada», dice. «En cualquier caso, lo primero es superar el problema sanitario y social. Después darnos cuenta de que una pandemia no está tan alejada de la civilización como creíamos y que, luego, nos reencontraremos sin lamentos».

JAVIER ANGULO (Director de la Seminci). «El equipo estamos viendo películas, muchas de las que me traje de Berlín. Cannes está considerando posponerse y veremos a ver que pasa con el Festival de Guadalajara, donde suelo escoger cine sudamericano. En el Festival de Buenos Aires seré jurado en la distancia porque lo hacen on line», explica Angulo que tiene casi diseñada la 65ª Seminci. «Viene bien un tiempo como este para pensar, salen ideas», afirma quien confía en que en octubre haya pasado todo.

ESTRELLA GARCÍA. Librería Oletvm. Se adelantaron al cierre oficial, cancelaron presentaciones, la web, la tienda y pidieron un ERTE para sus siete trabajadores. Estrella tiene claro que «aunque para mí el libro sí sea un artículo de primera necesidad, no es imprescindible. Al menos pudimos celebrar el Congreso de Libreros en Málaga, y aunque siempre discutimos de los mismos temas, en esta ocasión se acordó que la iniciativa Todosloslibros.com que hasta ahora era de consulta entre las librerías pase a ser también de venta on line». No pierde la esperanza de que «durante estos días haya quien se aficione a leer y a la vuelta tengamos nuevos clientes».

JOAQUÍN DÍAZ. «Tenía dos exposiciones previstas para abril que tendrán que esperar: una sobre el mundo de la imprenta, en la Casa Revilla, y otra en el centro e-LEA de Urueña sobre las palabras y las cosas de Delibes», explica el etnógrafo. Personalmente reconoce que le viene bien, «estoy aprovechando para escribir un libro sobre mi familia y ya llevo 40 páginas». En cuanto al trabajo en la Fundación, «estamos potenciando lo que puede facilitarse telemáticamente». En Urueña «es fácil cumplir con el aislamiento y hemos recuperado el silencio que había cuando llegué hace treintaitantos años».

ANA AGUADO. La organista palentina no ha podido volverse a sentar al Amezua de la catedral de Valladolid como estaba previsto el día 20. Con los conciertos cancelados, intenta seguir dando clase a través de la pantalla, «pero no tienen órgano en casa, es difícil corregir la postura de las manos o escucharles».

ROBERTO GONZÁLEZ-MONJAS. El violinista y director vallisoletano habla desde Suiza «donde no hay confinamiento, solo se han prohibido las reuniones de más de cinco personas. Estoy en Winterthur y la gente se toma muy en serio la distancia de seguridad. Las calles están desiertas porque todos intentamos colaborar y pasar el mínimo tiempo posible fuera de casa». Todo se ha cancelado. «La perspectiva de los próximos meses es dramática: la mayoría de las orquestas, festivales y promotores de conciertos se están resignando a perder toda la temporada. En el caso de los músicos hay dos problemas fundamentales, el económico: muchos músicos autónomos carecen de sueldo mensual y la incertidumbre de no saber cuándo vamos a volver a trabajar». Personalmente «esta situación me está ayudando a ser más reflexivo y a encontrar un equilibrio en el que el trabajo no sea mi único modo de vivir».

ANA GALLEGO. Lleva toda la mañana de 'skype'. «Estamos intentando organizar una petición al Ministerio la Asociación Nacional de Compañías de Teatro. Se debe proteger el sector como prioritario, defender la sostenibilidad de las empresas». Acababa de estrenar Teloncillo 'La cocina' y era el momento de pasearlo. Compañía especializada en teatro para niños, han pospuesto 36 funciones escolares. «Es un parón total, estamos haciendo números, intentando cobrar lo trabajado para estar preparados. Hemos tenido que cancelar funciones en Tánger y Tetuán así como la participación en la Funfair de Chile». Al menos trabajarán con una compañía uruguaya a través de la pantalla.

AMAYA BOMBÍN. Ha perdido un taller en Roma y espera el retraso de una exposición en el Patio Herreriano. «Era una intervención en la parte externa y en la Sala 0». Ya vivía «un confinamiento familiar porque tengo una niña pequeña», pero el sanitario intuye «cambiará mi perspectiva». De momento aprovecha para «terminar lo empezado».