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El sector cultural creó la plataforma Alerta Roja para poner de manifiesto en todo el país su vulnerabilidad. Gabriel Villamil
La cultura de Castilla y León sobrevive a la distancia social

La cultura de Castilla y León sobrevive a la distancia social

Un año de pandemia ·

Conciertos, artes escénicas, literatura y música se convierten en el refugio de una sociedad asolada por la crisis sanitaria

Claudia Carrascal

Domingo, 14 de marzo 2021, 13:00

La cultura siempre es un refugio, pero más si cabe en momentos difíciles. Relatos que teletransportan, historias con las que cualquiera se puede identificar, canciones que emocionan y puestas en escena que hacen reflexionar, el arte se convierte en el alimento del alma. A pesar de su indispensable papel el sector no pasa por su mejor momento, ya que la pandemia también está dejando secuelas.

Hace 365 días que los teatros, cines, salas de conciertos, librerías, museos, auditorios, y otros espacios culturales tuvieron que echar el cierre, aunque entonces era impensable vaticinar que un año después la normalidad no habría regresado. Los empresarios comparten el optimismo y confían en que los buenos datos y la vacuna estabilicen la situación y les permitan volver a la ansiada normalidad.

Los teatros se consideran afortunados en estos tiempos porque no han tenido la obligación de cerrar durante la mayor parte de la pandemia, es el caso del Teatro Zorrilla que tan solo bajó el telón durante los primeros meses de confinamiento. Desde entonces «hemos trabajado para minorías y lo seguimos haciendo», afirma su director, Enrique Cornejo. De hecho, a los espectáculos acceden entre 50 y 150 personas como máximo de las 450 butacas disponibles en la sala principal.

El empresario teatral defiende que la cultura y en concreto el teatro es esencial para la sociedad en una situación como la actual porque «ayuda a salir del hoyo y aporta serenidad». Además, considera que es un bálsamo para aliviar las tres crisis que asolan a nuestro país, «la sanitaria, la económica y la psíquica».

Cornejo siente que tiene una gran responsabilidad social y todas las semanas incluye dos espectáculos diferentes en ambas salas a pesar de las dificultades y de que, tal y como admite, «la situación económica ha sido ruinosa». Su objetivo es «que el público tenga un espacio donde divertirse y descansar con todas las garantías sanitarias porque los teatros son lugares totalmente seguros». La respuesta de los espectadores está siendo muy positiva porque «la gente es civilizada y necesita convivir, no se puede encerrar a todo el mundo en casa como si esto fuera un campo de concentración», argumenta.

El trayecto no está siendo fácil y reconoce que en 2020 tuvieron que anular más de un centenar de espectáculos, muchos de ellos debido a las restricciones de aforo. «Hay compañías de primer orden que no están dispuestas a actuar para 90 personas porque no les compensa», destaca. Además, por el Zorrilla desfilan artistas foráneos que en estos meses no han podido trabajar por las limitaciones de movilidad. «Hemos tenido que indemnizarles, ya que los contratos no contemplan pandemias y se ha perdido mucho dinero», expresa.

Nuevas fórmulas

Una de las claves para un momento de crisis como el actual es la apuesta por lo local, según el empresario. «Ahora es más importante que nunca y ruego a todos los paisanos que den ese apoyo a todo tipo de negocios locales. Si estamos unidos lograremos salir de este cataclismo porque tenemos muchas cicatrices, pero somos un vehículo para felicidad de muchos», sentencia.

En la misma línea, Francisco Heras, propietario de los cines Broadway y Manhattan cree que la cultura ha sido y sigue siendo «injusta y brutalmente castigada» por las políticas anti covid. Esto ha obligado a los ciudadanos durante meses a «hacer vida monacal en contra de su voluntad». Mientras que a los empresarios les ha tenido trabajando sin cesar para buscar nuevas fórmulas y crear proyectos que luego «no se han podido llevar a cabo porque todo cambia de un día para otro».

Arriba, público del concierto de Diego el Cigala en la Feria de Muestras. Abajo, a la izquierda, poryección de la Seminci en el Teatro Calderón. A su izquierda, Leandre presentó 'Rien à dire' en el Patio Herrerianodentro de un TAC especial por la pandemia. Fotos de Henar Sastre y Alberto Mingueza
Imagen principal - Arriba, público del concierto de Diego el Cigala en la Feria de Muestras. Abajo, a la izquierda, poryección de la Seminci en el Teatro Calderón. A su izquierda, Leandre presentó 'Rien à dire' en el Patio Herrerianodentro de un TAC especial por la pandemia.
Imagen secundaria 1 - Arriba, público del concierto de Diego el Cigala en la Feria de Muestras. Abajo, a la izquierda, poryección de la Seminci en el Teatro Calderón. A su izquierda, Leandre presentó 'Rien à dire' en el Patio Herrerianodentro de un TAC especial por la pandemia.
Imagen secundaria 2 - Arriba, público del concierto de Diego el Cigala en la Feria de Muestras. Abajo, a la izquierda, poryección de la Seminci en el Teatro Calderón. A su izquierda, Leandre presentó 'Rien à dire' en el Patio Herrerianodentro de un TAC especial por la pandemia.

Los Broadway han sido durante meses el único cine de Valladolid, e incluso de Castilla y León, que ha permanecido abierto. El toque de queda y los reducidos aforos han sido motivos suficientes para que muchos no se hayan podido permitir regresar y con los centros comerciales cerrados las grandes cadenas tampoco tenían la oportunidad. Heras ha decidido nadar a contracorriente porque «mientras los bancos nos lo permitan tenemos que dar la cara». Además, reconoce que es muy gratificante porque «la palabra más escuchada este año ha sido 'gracias'».

La ausencia de grandes estrenos comerciales es otra de las trabas con las que ha tenido que lidiar este emblemático multicine, que ha recurrido a las películas independientes y al cine de autor como principal baza. Además, ante la supresión de las últimas sesiones, que son precisamente las más rentables, Heras decidió a partir de octubre aumentar la oferta con sesiones matinales. Una experiencia que, según subraya, «está resultado maravillosa porque viene poca gente, pero el público es fiel».

Evasión diaria

El cine nos ha acompañado de un modo u otro durante toda la pandemia y ha sido «un soporte extraordinario para tener un poco de tranquilidad y diversión al final del día». Sin embargo, señala que, tal y como reflejan las encuestas, el 70% de los ciudadanos tiene ganas de volver a las salas y es que para el empresario «ir al cine es toda una ceremonia porque compartes emociones con gente que no conoces, convives y charlas, en definitiva, es un punto de encuentro». También han demostrado ser lugares seguros. En este establecimiento la media es 45 espectadores por sala, por eso, «los ciudadanos van perdiendo el miedo y cada día viene más gente al cine».

Por último, Heras critica las incoherencias que se producen con las diferentes normativas que salen a luz. «Llevo desde el año pasando preguntado por los criterios que rigen las decisiones y sigo sin entender muchas cosas», lamenta. Una de ellas, que en septiembre se limitara el aforo en las salas a 25 personas independientemente de la capacidad, tampoco veía lógico que Castilla y León fuera la única comunidad autónoma con el toque de queda a las 20:00, ni las diferencias entre autonomías «¿por qué en Madrid o Canarias sí y aquí no?», se pregunta.

Del mismo modo, Carlos Quintana, propietario de la sala de conciertos Porta Caeli, incide en que las medidas que ha tenido que asumir este sector han sido en muchos casos «duras y desproporcionadas». En concreto, descarga la responsabilidad sobre la administraciones autonómica y nacional que «han castigado a las salas privadas».

«La palabra más escuchada este año en nuestros cines ha sido 'gracias'»

Paco Heras

Cuenta que, a pesar de la relajación de las medidas, de los 15 integrantes de Asociación de Salas de Música en Vivo de Castilla y León tan solo tres han podido retomar la actividad tras la tercera ola de la pandemia porque al resto «no se lo permiten». Al respecto, detalla que cuando la Junta de Castilla y León les dio luz verde para cambiar la licencia, ellos consiguieron figurar como café teatro, por eso, a partir del 15 de octubre pudieron volver a caminar después de siete meses cerrados.

En los tres últimos meses del año se subieron al escenario de este local una veintena de grupos y artistas con un aforo máximo de 110 personas de las 400 habituales y con el público sentado en todo momento. A pesar de todo, es una buena cifra si se tiene en cuenta que en 2020 entre los 15 los integrantes de la agrupación solo han podido realizar 46 conciertos de los 1.175 que organizaron el año anterior.

Quintana asegura que las previsiones para este 2021 son buenas, ya que tienen cerrada prácticamente toda la programación hasta diciembre, aunque será complicado llegar a los 120 conciertos anuales que daban de media. «El público tiene muchas ganas y los artistas también, han aprovechado la pandemia para crear y grabar temas nuevos y ahora están deseando presentarlos», explica.

La suerte de los libreros

Para volver a ver a los artistas extranjeros habrá que esperar un poco más y es que comenta que estas giras ya están trasladándose a los primeros meses de 2022. Eso sí, el gestor mantiene la esperanza en que las restricciones se vayan relajando a finales de este año de modo que «al menos se consiga la mitad del aforo y que la gente pueda estar de pie, aunque al principio tenga que ser con mascarilla».

El panorama no es fácil y Quintana pide empatía a las autoridades, ya que considera que el Ayuntamiento sí que ha roto una lanza en favor de la cultura, pero con la Junta no han logrado el consenso. Ante esta falta de armonía recuerda a la administración autonómica que «muchas familias dependen de este sector». Asimismo, ve «muy triste» que a los locales de música en directo no se les trate igual que a un cine o a un teatro.

El Ayuntamiento de Valladolid ha funcionado con la máxima de mantener las programaciones en la medida de lo posible y reprogramar lo cancelado. La Feria del Libro, el Festival de Teatro y Artes Escénicas de Calle o la Seminci se llevaron a cabo con distancias, restricciones y buscando espacios al aire libre siempre que se podía. Los dos primeros eventos tuvieron que ser pospuestos y tuvieron como protagonistas a creadores de la región.

«Es muy triste que a los locales de música en directo no se nos haya tratado como a los cines o los teatros»

Carlos Quintana

Otras ferias y festivales de la región como Ciudad Rodrigo o Urones tampoco dejaron pasar edición y Olmedo lo intentó pero no pudo ser. Tampoco se celebró el Curso de Cinematografía de al UVA, que se replantea su destino para este verano.

Por su parte, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León tuvo que suspender sus conciertos, los retomó en la presente temporada y duplicó las fechas para que todos los abonados tuvieran entrada. La tercera ola obligó a hacer conciertos por 'streaming' y esta semana ha retomado la actividad presencial en el auditorio Miguel Delibes.

El caso de las librerías ha sido particular porque han podido trabajar prácticamente desde el comienzo de la crisis sanitaria. Estrella García, de Oletvm, cree que son unos privilegiados porque, además, durante el confinamiento hubo gente que recuperó la afición por la lectura. No obstante, recalca el principal cambio se ha producido en los aficionados a la lectura, ya que ahora devoran todavía más libros que antes de la pandemia. También las novedades literarias han recuperado el ritmo tras el parón del confinamiento y lo han hecho «con mucha calidad».

Presentaciones y talleres han tenido que suspenderse. «Para nosotros esa actividad es muy importante, hacíamos unos 120 o eventos anuales». En Oletvm se plantean nuevos proyectos porque «si en Semana Santa hacemos las cosas bien, a partir de mayo es probable que se pueda retomar parte de la actividad».

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