Una vida singular

El realizador une la vida personal de Bernstein con la aventura artística. Compuso comedias musicales estupendas como 'Candide' y 'West side story' y la secuencia del baile de 'Un día en Nueva York', en la que se le ve dirigiendo compulsivamente orquesta y coro con gestos desmesurados, es un homenaje a esa labor y a su obra total. Los DVD muestran lo exótico de su gestualidad. De sus manos salían las músicas que la película refleja. No nos da el todo del personaje, pero sí lo muestra con precisión y respeto.

En blanco y negro y color, el filme profundiza en la intimidad de los personajes a la vez que en la vida artística del genio, con un conjunto de planos adecuado a cada momento. Un biopic plural tan personal como el propio biografiado, y en cierta forma como el propio autor del filme.

La interpretación de Cooper es portentosa tanto en la caracterización física como en la incorporación el músico y sus contradicciones. Relajado o torturado, siempre con un cigarrillo en la boca. Muy bien Carey Mulligan como Felicia. Nos llega un mensaje que se repite. El maridaje entre cine y música, cuando es de calidad, funciona como un especial gran arte.