'El triángulo de la tristeza': palma de oro

Una sátira de la humanidad, de nuestro tiempo, a través de sus personajes ridículos, desde los jóvenes en esa especie de selección de la primera parte, al capitán del barco y el ruso de la segunda. Y todos, hombres y mujeres naufragados en la isla y alimentándose precariamente, con un asesinato que no vemos en las imágenes. El filme es una especie de ensayo del mundo actual, con momentos divertidos y otros más planos pero siempre personal. Las expresiones de los rostros nos hablan de una humanidad que ya ha perdido el rumbo.

El colmo del mal gusto y del ingenio a partes iguales se da en la comida del barco. Las vomitonas son realistamente exageradas y la suciedad de todos y todas, del propio ambiente asqueroso, culmina con el desastre. El mundo parece que no tiene arreglo, que está destinado a la destrucción, y ni el poder del dinero ni el amor-sexo pueden salvarlo de la degradación.

Las relaciones de solidaridad se rompen, las diferencias de clase cuentan, el sexo y los celos crean un mundo. El personaje negro se trasforma en un especie de vendedor callejero. El realizador sueco quiere ser libre y le ha salido bien el juego, como a su grupo tan significado de intérpretes. Las Palmas de Oro y las nominaciones al Oscar surgen del paralelismo satírico con la realidad ¿inmediata? Probablemente los premios indiquen que estaban haciendo falta otras opciones fílmicas. De ahí también la furiosa polémica.