'Spencer' y Lady Di. En el cine, final feliz; en la realidad, tragedia

En el cine, final feliz; en la realidad, tragedia. El realizador chileno consigue ser original y al tiempo verídico, en un tema muy trillado. Son los últimos momentos de la relación de la Princesa Dina con la familia real británica. Por una parte, los rígidos y estúpidos protocolos que se hacen más asfixiantes en los días de Navidad; por otra, Diana poniendo dificultades, llegando tarde a las cenas y rompiendo a la par que el collar de perlas que le regalo su esposo, igual que el que ofreció a su amante, con todo vestigio del pasado. Interrumpiendo una cruel cacería de faisanes y llevándose a sus hijos para comer planos sencillos a la orilla de Támesis y empezar una nueva vida.

La estética y la técnica de Larraín son variadísimas y muy bellas, con una ambientación en exteriores e interiores (ese Palacio con escasa calefacción) y con una gran imaginación al utilizar todos los géneros fílmicos (thriller y surrealismo) la épica doméstica, el amor (el de su doncella preferida por Diana), la historia (Ana Bolena)m la moda (el vestuario destinado protocolariamente a Diana), la fantasía (con la aparición de la ajusticiada Ana), la crítica feroz al sistema monárquico, su rigidez y la aprobación de los servidores. Los objetos, como el collar, tiene gran significación y esa cárcel palaciega podría formar parte de un film de terror.

Diana Spencer fue un trágico personaje real. Larraín lo ha convertido en una heroína que se salva, cerrando así el film. Quedan atrás los miembros de la realeza y sus servidores, así como el fantasma de Camilla. Una mirada original y una espléndida sucesión de planos con originales y atrevidos movimientos de cámara. No es un personaje que me interese especialmente pero Larraín le ha dado una nueva vida.

Actores ingleses de buen nivel. La familia real como si fuera una colección de zombis. Muchos más humanos el resto. Realidad y fantasía con una atractiva Kristen Stewart, que hace de Diana una muñeca triste y valiente que está en un presente triste, que añora su pasado que ha quedado destruido y que no podía prever cuál sería su futuro trágico. En el último plano del film, con sus hijos, estaba libre y era feliz.

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