Muere Stanley Donen, reinventor de los musicales en Hollywood

Obras inmortales como 'Siete novias para siete hermanos' o 'Dos en la carretera' tienen como denominador común a Donen, el hombre que reinventó los musicales de Hollywood y cuyo amor por el cine se gestó en sus horas de soledad, huyendo de los abusos por ser judío.

«Para mí, dirigir es como el sexo: cuando es bueno, es muy bueno; pero cuando es malo, aún es bueno», dijo Donen en una de sus citas más conocidas.

Posiblemente el último de los grandes directores del Hollywood dorado, Donen será recordado por sus películas con Gene Kelly, con quien formó una de las parejas artísticas más destacadas del séptimo arte gracias a obras como 'Un día en Nueva York', 'Cantando bajo la lluvia' y 'Siempre hace buen tiempo'.

Pero esa relación surgió muchos años atrás, cuando Donen, con 16 años, se empleaba como bailarín en producciones de Broadway a comienzos de la década de 1940. Como miembro de una de las escasas familias judías de Columbia, su infancia había sido solitaria, infeliz y repleta de insultos por parte de sus compañeros. Eso le llevó a refugiarse en los cines de la ciudad, con películas que le hacían evadirse de la realidad y donde se enamoró del musical 'Volando hacia Río de Janeiro', de Fred Astaire y Ginger Rogers.

Con el objetivo de recrear esa magia y escapismo, trabajó por primera vez con Kelly, bajo las órdenes de George Abbott, en 'Pal Joey'. La relación entre Donen y Kelly se estrechó y éste le pidió que se convirtiera en su asistente para las coreografías. Hollywood les abrió las puertas con Rita Hayworth y 'Las modelos' (1944), la película que convirtió a Kelly en estrella y que dio pie a nuevas colaboraciones entre ellos en 'Levando anclas' o 'Living in a Big Way'. La química entre ambos era tal que Arthur Freed, uno de los grandes productores de los musicales de Metro Goldwyn Mayer, confió en ellos para rodar 'Un día en Nueva York', el debut tras las cámaras de ambos y el primer musical con escenas rodadas en las calles de una gran ciudad. Tras el éxito de su ópera prima, MGM le hizo un contrato de siete años y rodó 'Bodas reales' y 'Love is Better Than Ever' (con una jovencísima Elizabeth Taylor) antes de crear junto a Kelly 'Cantando bajo la lluvia'. La cinta se considera el musical más célebre de todos los tiempos, con secuencias inolvidables como la de un Kelly empapado pero radiante de alegría mientras canta, baila y chapotea.

Después llegarían 'Siete novias para siete hermanos', 'Siempre hace buen tiempo', 'Una cara con ángel' y, alejándose ya de un género musical en declive, firmó títulos como 'Charada' y 'Dos en la carretera', esos tres últimos con su idolatrada Audrey Hepburn.

Establecido como cineasta independiente, se lanzó a dirigir a algunos de los mejores actores de la industria en obras como 'Indiscreta' (con Cary Grant e Ingrid Bergman) o 'Arabesco' (con Gregory Peck y Sophia Loren), producciones rodadas en Europa, donde estableció su residencia. La Seminci homenajeó al director en 1989, proyectando sus 27 películas en versión original y entregándole la Espiga de Oro. Aunque la Academia de Hollywood nunca lo nominó como mejor director, sí decidió entregarle el Óscar honorífico en 1998. Donen, con su humor habitual, decidió dar las gracias cantando el clásico 'Cheek to Cheek', de Fred Astaire, y con pequeños pasos de baile rememorando sus fastuosas obras del pasado.