Emiliano Allende

«Medina puede ser un buen plató, ha llegado a los Goya y a los Oscar»

–Terreno de iniciación y de experimentación, ¿por qué los directores consagrados vuelven al corto?

–En principio fueron cineastas ya profesionales los que utilizaron el corto para probar cosas nuevas, algo parecido a los compositores con los cuartetos de cuerda. Pero en los últimos 35 años han sido los jóvenes los que han encontrado en el corto su cobijo. Un modo de empezar, de darse a conocer, una tarjeta de presentación. Últimamente hay cineastas veteranos que han vuelto al corto. Ellos dicen que lo hacen para permanecer activos, otros por volver al formato con el que empezaron. Salvando excepciones, no se han acostumbrado ya bien a sintetizar lo que quieren contar con un cortometraje.

–¿No es frustrante ver tanto talento que se queda en el festival, sin salida comercial?

–El cine ha crecido en cuanto a cantidad de obras. Es cierto que hay algunos talentos que no han dado el paso al largo, que es una de las razones que mueven a la mayoría, aunque algunos lo nieguen, a probar para llegar a debutar en el largo. Luego, sí. Otros no encuentran salida comercial, es el mercado o sencillamente no se han atrevido como algunos muy buenos directores. Y finalmente otros que dicen encontrarse muy a gusto en el corto y lo reivindican de este modo.

–Sin embargo puede presumir de haber visto creer a directores y actores, de augurar los profesionales del siglo XXI. ¿Ha habido hijos pródigos?

–En más de 30 años he visto pasar a casi todo el cine español actual. Hemos conseguido muy buena relación con muchos de ellos. Con la creación del Roel como director del siglo XXI, el año de Rodrigo Sorogoyen me di cuenta que estaba frente a uno que iba por muy buen camino. De actores también tengo hijos pródigos; Javier Gutiérrez, Bárbara Lennie, Raúl Arévalo, Elena Anaya, y últimamente hemos dado el Roel del siglo XXI a Vicky Luengo, que ya vemos ahora su ascenso. Y en la dirección han sido las mujeres las que han estado los primeros puestos, como Alauda Ruiz de Azúa, Paula Ortiz, Clara Roquet o Andrea Jaurrieta.

–Ha logrado que pasen por las calles de la villa gentes como Cuerda, Camus, Wagener, Forqué... ¿que le dicen sus paisanos? ¿qué les parece la ciudad a los cineastas?

–Sí, por Medina han paseado desde José Luis López Vázquez, Alfredo Landa, Manuel Alexandre, todos Roel de honor. Estos han fallecido y algunos más como Juan Antonio Bardem con quien hice una buena amistad. Otro de los que no solo ha paseado sino que ha jugado al fútbol ha sido Elías Querejeta, que fue jugador de la Real Sociedad, y al volver de la rueda de prensa llegó a sus pies una pelota perdida de unos niños y fue capaz todavía de dar unos cuantos toques y un pase largo perfecto. Elías era un señor admirable. Nos enviaba flores por Navidad. Al cumplirse 25 años de la muerte de Buñuel, reunimos en Medina a sus dos hijos junto a una exposición con fotos inéditas que me cedió Javier Espada. Los hijos Juan Luis y Rafael no habían visto algunas, como una muy emotiva en la que se reconocieron sentados sobre las rodillas de su padre. Al principio era difícil convencerles, pero después cuando nombraba la lista de los que habían recibido el Roel, José Sacristán me dijo que como no le había llamado antes. Estuvieron también Camus, de muy mal humor, y Cuerda, más locuaz, aunque el mejor de todos fue Berlanga. Recibió tal ovación que preguntó si había un notario en la sala. Todos en silencio no sabíamos qué iba a decir, volvió a repetir la pregunta y ya nos dijo que era para que diera fe de que acababa de recibir el mayor aplauso de su vida. Con los que mantengo una amistad más cercana son Fernando Trueba, Aida Folch y los componentes de Moriarti, Jon Garaño, Aitor Aguirre y José Mari Goenaga. Estos son íntimos y les tenemos ahora en lo más alto. La amistad con Carlos Saura fue de las mejores.

–Ha aunado la exhibición, la divulgación y la producción de cortos proponiendo un concurso ¿quizá esta última pata es la menos inusual en los festivales?

–Sin duda la pata que faltaba era la de producir un corto. Creyeron que no vendría nadie, pero dos cortos rodados aquí ganaron el Goya ('Desaliñada', de Gustavo Salmerón, y 'Una caja de botones', de María Reyes) y otro 'Éramos pocos', de Borja Cobeaga, fue nominado a los Oscar. Cada año la gente espera las nominaciones a ver si seguimos teniendo «suerte» aunque todos los años no puede ser. Pero sí se ha demostrado que Medina puede ser un buen plató, aunque últimamente los jóvenes escriben historias que se adaptan menos y nos estamos replanteando seguir produciendo sin la obligación de rodar aquí. Da pena perder historias buenas o películas de animación.

–Ha tratado con instituciones de todos los colores políticos ¿tiene galones diplomáticos?

–He mantenido una relación de colaboración con todas. No sé si eso es ser diplomático, desde luego las negociaciones han sido para obtener más financiación. En lo artístico puedo decir que nadie me ha impuesto lo que tenía que programar. Siempre hay puntos de entendimiento aunque ha habido épocas mejores y peores. Esta de ahora está muy bien. Además me han hecho un regalo impagable, que el auditorio lleve mi nombre.

–¿Llega el talento local al festival? ¿cómo ve la creación cinematográfica en Castilla y León?

–Cuidamos todo lo posible lo que se realiza en casa pero claro tiene que tener un mínimo de calidad. En Castilla y León últimamente ha habido más subvenciones y se nota que la industria empieza a moverse, pero no nos engañemos, otras comunidades nos llevan mucha ventaja. La cercanía de Madrid es un arma de doble filo. Ha costado abrir ese camino por otra parte cercano. Ahora solo veo cosas positivas.

–Es director de la Semana Internacional de Música ¿a quién quiere más a Euterpe, musa de la música, o a las Hepburn?

–El hecho de llevar también 32 años dirigiendo la semana de música es una satisfacción enorme. Me quedaría con la música porque he tenido muy buenas condiciones desde muy pequeño. Pero no nací en una familia musical y costó abrirme camino. En cambio en el cine tenía las entradas gratis desde los siete años debido a que mi amigo tenía a su padre funcionario y siempre había entradas para nosotros.

–De haberse dedicado a la creación, ¿músico o cineasta?

–Músico, de hecho lo sigo practicando, aunque mi salud ya no me permite tocar el piano porque mi lado izquierdo ha quedado inútil. Estoy repasando las obras que compuse, que son más de veintepara poder hacerlas audibles.

–¿Hay relevo al frente del festival?

–El futuro del festival está garantizado. Hay ya dos jóvenes que han adquirido experiencia a mi lado durante cinco años.

–Estrella Honorífica del festival de Madrid por «toda una vida dedicada al corto» y reconocimiento en la Acedemia de Cine. ¿Es lo mismo que decir dedicado a los pilares del séptimo arte?

–Entiendo que es un reconocimiento al cortometraje como uno de los pilares del cine. Así debo recibirlo, como una labor de casi 38 años buscando y seleccionando obras cortas que tengan la calidad suficiente para formar parte de las distintas secciones a competición.

–Han colaborado con la Cátedra de Cine ¿cómo es la relación ahora?

–La Cátedra de Cine siempre ha estado con el festival. Han venido sus profesores a presentar películas o a dar clases magistrales. La colaboración sigue intacta. Además, nosotros llevamos el palmarés del festival cada verano en el curso de cine y yo soy profesor de 'La música en el cine'. Después de la pandemia ha sido difícil volver a activar ese máster que a tanta gente ha formado ( yo fui uno de sus alumnos ).