La mala suerte

El ambiente está bien recogido en las secuencias de lucha y en los hábitats familiares, con unas bellas imágenes de la naturaleza que contrastan con la brutalidad de las humanas y de los triunfos y las luchas. El análisis de la familia, muy poco refinado, iguala el del mundo global en el que la brutalidad y la ignorancia privan.

El ritmo es lento y pausado y los personajes masculinos y femeninos están bien diseñados. A medida que avanza todo resulta más sórdido hasta el final con las dos secuencias del padre con su esposa y la del hijo con su padre que reflejan el problema familiar y su decadencia. Zac Efron, en Kevin, eje de la acción, está soberbio.

Magníficos actores que asumen su papel. Físicamente son muy diversos, pero todos responden a este retrato de la mala suerte, de esa 'jettatura' que parece ligada a ese deporte salvaje para el que también hay reglas. Las descalificaciones pueden proclamar los campeones del mundo.