Juan Diego, en una visita a Valladolid, en el año 2012. GABRIEL VILLAMIL

Juan Diego y Valladolid: del señorito Iván de Delibes a la Espiga de Honor de la Seminci

El actor, uno de los intérpretes de 'Los santos inocentes', ha participado en varias ocasiones en la semana internacional de cine

Víctor Vela

Valladolid

Jueves, 28 de abril 2022

«Este es uno de los premios más codiciados de España por los actores», dijo el actor Juan Diego, el 27 de octubre de 2015, desde las tablas del Teatro Calderón, mientras acariciaba la Espiga de Honor que le entregó la Seminci (de manos de ... Fernando Chinarro y Aitana Sánchez Gijón) en reconocimiento a su trayectoria. Una carrera que este jueves se despidió para siempre de los focos. Juan Diego (Sevilla, 1942) ha fallecido a los 79 años, según han informado desde su familia. Y en el recuerdo quedan papeles eternos, como ese señorito Iván de 'Los santos inocentes', la obra de Miguel Delibes.

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Delibes, la Seminci, el premio de la asociación Amigos del Teatro, una profunda vinculación con los escenarios pucelanos. La relación de Juan Diego con Valladolid ha sido estrecha en varios momentos de su extenso camino interpretativo.

Aquella tarde de octubre en la que recibió la Espiga de Honor, Juan Diego reivindicó la importancia de los actores secundarios. «Son el sustento de los protagonistas», defendió. Y lo dejó muy claro en uno de sus grandes papeles. Su interpretación del señorito Iván en 'Los santos inocentes' no recibió el Cannes el reconocimiento (en forma de galardón) que sí que obtuvieron Paco Rabal y Alfredo Landa. Pero su trabajo en la adaptación que Mario Camus (en 1984) hizo de la obra de Delibes fue portentoso.

Vídeo. Así fue la entrega de la Espiga de Oro a Juan Diego en Valladolid. Rodrigo Ucero

«Descubrí que ese hijo de puta de 'Los santos inocentes' está dentro de mí», dijo el actor sevillano en una entrevista para la revista 'Jotdown'. «Dentro de mí está ese hijo de puta y ese homosexual y ese nudista y ese comunista y ese tipo amable y ese violador. Dentro de nosotros está todo lo bello y lo hermoso y todo lo horrible y despreciable que hay en él». Y el actor debe aprovechar todo eso a su favor, defendía. «Cuando intepretas a un hijo de puta, debes defender a muerte a ese hijo de puta».

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Aunque fue en 2015 cuando Juan Diego recibió su Espiga de Honor, su visita a la Seminci se convirtió en un clásico durante varias ediciones. En 1997, asistió en compañía de Carmen Maura y los directores Montxo Armendáriz y Fernando Colomo. En 2004 se protegía de la lluvia bajo un paraguas rosa compartido con Maía Galiana y Pilar Bardem (con quien coincidió en 'María querida').

Visitó también la ciudad en 2009 o 2010, cuando, junto a Imanol Arias, entregó la Espiga de Honor a Antonio Banderas. En 2012 presentó en Seminci 'Todo es silencio', junto a Manuel Rivas, Quim Gutiérrez, José Luis Cuerda y Celia Freijeiro. Y regresó en 2017 para participar, al lado de Ana Belén, Fernando Méndez Leite y Ana Belén, en el homenaje que el festival rindió a José Luis García Sánchez. Pero su gran noche semincera fue aquel día de octubre de 2015 en el que recibió la Espiga de Honor, la misma velada en la que la recibieron Fernando Trueba y el director de fotografía Juan Mariné.

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Juan Diego recibe la Espiga de Honor de Seminci. GABRIEL VILLAMIL

«Cuando comencé en la profesión, siempre soñaba con interpretar a los personajes de Shakespeare y a los clásicos del teatro como Juan Tenorio. Una vez que los interpreté, ya me dejé de preocupar y pasé a la fase de esperar a ver que trae la vida y la profesión, ya que de pronto aparecen cosas sorprendentes y me digo: fíjate la suerte que tengo», aseguró en 2011, durante su participación en el festival de cine de Medina del Campo. El año anterior, asistió al certamen medinense para recibir el Roel de Honor, donde recordó su trabajo en 'La noche oscura', basado en la vida y obra de San Juan de la Cruz.

Blanca Portillo y Juan Diego. RICARDO OTAZO

En septiembre de 2013, se acercó hasta Valladolid para recibir junto a Blanca Portillo y y Nathalie Poza el premio de la asociación Amigos del Teatro. La crónica de El Norte decía que el actor se mostró «dicharachero a la par que beligerante» con quienes –y estas ya son palabras suyas– «tienen la responsabilidad de apoyar la cultura pero esquivan ese compromiso con la sociedad». El actor lamentó «las vicisitudes a las que se somete a la cultura en general por estos órganos insensibles a la cultura, al conocimiento y al desarrollo de algo fundamental que nos diferencia de los animales, que es el pensamiento», espetó. «Un país sin cultura es un país enfermo», añadió en aquella jornada de reconocimiento en Valladolid.

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