
Los extremos no se tocan
CRÍTICA DE CINE ·
El descaro y la audacia de un cóctel argentino choca con el aburrimiento de un pueblo belgaSecciones
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CRÍTICA DE CINE ·
El descaro y la audacia de un cóctel argentino choca con el aburrimiento de un pueblo belgaUna película, 'El jockey', que arranca al ritmo de una melodía pegadiza de Palito Ortega. Y que se cierra con la voz atronadora de Nino ... Bravo en 'Un beso y una flor'. Entre ellas, en una banda sonora incesante, el bandoneón de Piazzolla, una ópera de Donizetti, viejas grabaciones de Gardel, la Lacrimosa de Mozart, tecno bonaerense… Jirones imposibles de casar salvo que se tenga la audacia y la potencia artística del argentino Luis Ortega.
'El jockey' Dirección: Luis Ortega. Argentina, 2024. Cines Casablanca
El guion que prepara está a la altura de su iconoclastia: la historia de un jockey empeñado en destruirse y escapar del control de una banda de mafiosos. Nahuel Pérez, el actor que lo encarna, camina con ojos abismados por las calles de Buenos Aires con un casquete de vendas tras su fuga del hospital, tal vez como homenaje al Makoki del cómic. Porque hay mucho de cómic en la estética de esta apuesta. Como lo hay de la desfachatez del primer Almodóvar. Y también, en sus planos congelados de fondos fríos, del estilo inconfundible de Aki Kaurismäki. En fin, un cruce inverosímil de fuentes y caminos a los que habría que añadir al menos a su compatriota Lisandro Ortega. Y, rizo del rizo que no quiero dejar pasar, los guiños tenebrosos a David Lynch, a su 'Carretera perdida'. Muchos nombres para una obra que los acumula con descaro y coherencia para buscar sintagmas propios. «No he entendido nada», decía una espectadora a la salida. Queja, o virtud. Siempre rareza y personalidad.
'Young Hearts' Dirección: Anthony Schatteman. Bélgica, 2024. Cines Casablanca.
En el otro extremo, sin convergencia ni roce posible, 'Young Hearts' recoge las dificultades del primer amor adolescente. «Dulce como la miel», proclama el marchoso padre del protagonista en una de sus canciones. Pero con amarguras e inseguridades cuando la novia elegida es sustituida por un chico guaperas. Alguna lágrima, mucha comprensión de padres, amigos, abuelos, y al final todos contentos. No tanto los espectadores disconformes con una historia previsible, sin sorpresas ni asperezas. Y con la escenografía rural de paseos en bici, baños solitarios y piano dulzón, cual telefilm de sobremesa.
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