Unas reflexiones poéticas de Olvido García Valdés, escritora estrechamente ligada a Valladolid, proporcionaron a Jonás Trueba el punto de partida emocional para su última película, 'Tienes que venir a verla', que ayer presentó en los Cines Casablanca de Valladolid ante un nutrido público que abarrotaba ... la sala. Trueba, antes de la proyección, explicó que un encuentro casual con el escritor Gustavo Martín Garzo, presente en la sala, le había permitido contactar con la poetisa e incorporarla a su obra como la voz que narra sus propios textos al comienzo y al final de la historia. «Entrar en contacto con ella fue una de las grandes emociones de esta película, porque la admiraba».
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«Una película se tiene que parecer a una casa, un lugar donde estar y vivir. Un poco como cuando vas de visita a la vivienda de unos amigos», explicó Trueba en su presentación. «Esta es una película muy sencilla, con muy pocos elementos, que trata más sobre un estado de ánimo que sobre un argumento. Es una película para que os sintáis dentro de ella», explicó.
Antes, conversó con este diario, y aseguró: «La función más interesante que puede desempeñar el cine hoy es parar el tiempo, bajar el ritmo de las revoluciones de la vida, frenar la velocidad» en la que estamos inmersos. A su juicio, se trata de recuperar la experiencia humana de «sentirse viviendo».
Y es que la clave emocional de la película -de poco más de una hora de duración- que aportó García Valdés es justamente la sensación de extrañeza en el vivir. «La película intenta poner en escena cómo, de pronto, llegamos a un cierto escalofrío, a una sensación de descoloque y de perplejidad por no saber dónde estás, ni dónde nos sentimos vivos».
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«A veces nos olvidamos de estar. Lo virtual nos saca de la realidad y nos influye hasta el punto de que, a menudo, vivimos el mundo real como si fuera virtual también», añade. A su juicio, «hoy queremos vivir demasiadas cosas a la vez y estamos abrumados por una gran cantidad de estímulos y estupideces que nos entretienen de manera peligrosa y nos sacan de lo verdaderamente importante. Vivimos enredados en tantos niveles que te pierdes, como en una telaraña».
Su película, por el contrario busca provocar algo parecido a una sensación de descompresión que permita al espectador volver a enfrentarse con emociones sencillas. «Se trata de recordar sensaciones y emociones básicas que a veces pueden parecer poca cosa y que por eso mismo se están perdiendo». Como el placer de jugar con amigos al ping pong, o perderse de paseo por una zona de vegetación salvaje.
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Con sólo cuatro personajes (dos parejas de amigos que se reencuentran), un tema musical de Chano Domínguez, 'Limbo', interpretado en el Café Central, las anotaciones poéticas de Olvido García Valdés y la presencia del libro de Peter Sloterdijk 'Has de cambiar tu vida', como centro de conversaciones, Jonás Trueba filma una película de aire rohmeriano con mucho humor.
Trueba está especialmente orgulloso de la campaña de comunicación creada para su última obra, con un cartel anunciador y un tráiler que evitan proporcionar cualquier imagen referencial. «Todas las películas deberían ser un poco misteriosas y deberían preocuparse de cuidar ese misterio», explica.
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Aunque el título tiene una justificación narrativa dentro de la película, también busca evocar «esos tiempos en los que ibas al cine a ver lo que echaban sin saber nada de las películas».
«Nos hemos resistido a vender la moto», explicó en referencia a la abundancia de frases promocionales que presentan cada obra como excepcional o única. «Mi película no es una obra maestra, pero sí es una película genuina hecha con amor y amistad».
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