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Fotograma del documental.
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Brett Morgen aborda la polifacética figura de David Bowie en el fascinante documental 'Moonage Daydream'

Fernando Herrero

Valladolid

Martes, 4 de octubre 2022, 18:27

Los tres primeros cuartos de este filme son una maravilla. Está todo contenido en ellos a través de la figura de David Bowie. Música, narración, documentos, filosofía, historia, la cultura asume todos los géneros y el cine sirve de soporte. La catarata de imágenes sorprende y admira y Bowie sale a la luz en un documental diferente. Ese hombre de mil rostros y apariencias nos habla, a veces en solitario, a veces contestando. Lo conocemos en las etapas creadoras y vitales. No han llegado a su muerte pero algo aletea en las palabras del cantante.

Es ese cantante, actor, escritor, pintor, entrevemos a su pareja final, Imán. El realizador ha multiplicado al divo, en soledad y ante un numerosísimo público. Se escuchan sus temas y la forma de componerlos que varía. Bowie no quiere repetirse, por eso viaja, crea en diferentes ciudades. Exaltación, salvo algunas pequeñas críticas sobre su comercialidad. Huraño y solitario al principio, comulga con los fans y se une a ellos. Todo desde la deslumbrante orgía de colores que ilumina la pantalla en una estética plural.

El juego de Bowie y sus caracterizaciones, la bisexualidad. Es impresionante su capacidad de disfraz infinita. En el filme se le ve de todas las formas, desde lo natural a lo plural. Un personaje único al que la película hace justicia. Un documental creativo que supone entrar en un mundo múltiple. Recomiendo esta película a los aficionados al rock que se sumergirán en el mundo de un artista y de un creador de imágenes. Interrelación de las artes pocas veces vista y que no debe pasar inadvertida. Un extraordinario prólogo para la próxima Seminci.

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