Visión profunda

Las tres horas y treinta y cinco minutos (con descanso) de esta obra tratan del arte y el oficio de los extranjeros, de los judíos, de los ricos, de los obreros, de la situación global del mundo, de los Estados Unidos, de Israel, de Hungría, del mundo. Una mirada que encara, asimismo, a través del protagonista Laszlo Toth, la forma de estar y valerse en un mundo que no es el suyo. Es ¿protegido? por un rico con el que tiene una relación difícil. Es un gran profesional, con sus defectos de adicción y sus raptos de furia. Su relación con su esposa es mezcla de cariño y desprecio, pero en el final parece que ella le ayuda en la última parte de su carrera de éxitos. Una historia individual y colectiva apasionante.

La estética de esta obra tiene algo de la de los grandes filmes de los maestros de antaño y también algo muy original. Varias imágenes son portentosas, así como su definición y a veces se imponen sobre las personas. Corbet mantiene el ritmo con las sorpresas de su visión múltiple. A pesar de su excesivo metraje el control es adecuado.

Muy bien los actores y Adrian Brody será próximo Oscar por su matizadísima interpretación. En resumen, una de las películas del nuevo Hollywood que hace honor al de antaño y se presenta como una alternativa posible.