Ricos personajes

El contexto social esta expresado con sutileza. El presente de forma física, incluso en los rostros y cuerpos de las ancianas. El pasado por la evocación. El hijo de Marie-Claude, el nieto, Lucas, un chico de Michelle, la hija de esta, que aparece como ser vivo y como fantasma. Le basta a Ozon, siempre exacto, para su historia emotiva.

Matices, el envenenamiento por setas, los paseos por el bosque, los habitantes, el pueblo, París, las viviendas, el huerto, la decadencia, la tristeza de unas vidas que se rompen y que obligan a conductas incorrectas para no morir de hambre y hasta algún trazo de humor con el funeral y una llegada.

Josiae Balasko y Hélène Vicent son las dos ancianas, soberbias ambas, y como todo el filme llenas de matices, en sus trabajos, físicos y psicológicos. Los otros cuatro actores, incluida la policía que acaba de ser madre y que protagoniza una estupenda secuencia, a su altura. En la película también hay significativos silencios de todos los personajes para evitar males mayores.