Un mundo podrido

Asesinos eficaces que se la juegan y super asesinos que matan a destajo. Peores aún son los de la Alta Mesa, una supermafia con superpoderes que utiliza un Marques para sus fines. El mundo, pues, parece dividido entre los que no se ensucian las manos y los que matan bajo sus órdenes. Una visión muy negativa que no se palia por algunos efectos sentimentales. Las sagas son mucho menos edificantes hoy que las de los superhéroes de antaño.

El despliegue formal es apabullante. Ciudades, lugares, secuencias, tomas. Aparte de las excesivas peleas, secuencias como las del hotel japonés, Berlín o París son impresionantes, como la subida por las escaleras del Sacre-Coeur y el duelo final a las puertas de esa iglesia de París. El filme ha costado mucho dinero estéticamente.

Keanu Reeves preside un reparto sumamente eficaz y la fotografía y los efectos son magníficos. En la línea de superhéroes y películas de Kung-Fu hay algo diferente, como estoy notando en muchos de los filmes de género que se estrenan post pandemia. Más pesimistas y con un matiz más duro.