Un maestro

De duración perfecta, el filme es muy variado desde las circunstancias de cada momento y de la forma de sentir de las dos mujeres. La muerte en primera persona, pero también los momentos de felicidad. Un contexto, interiores y exteriores perfectos, un ritmo que no pesa y unas relaciones extrañas pero comprensibles, incluso con la llegada de la hija de Martha, claramente una sustituta moral. Película de cámara que pertenece a este ciclo serio del manchego.

Buenas música y fotografía y esplendida recreación de Tilda (Martha) y Moore (Ingrid) que se adueñan de sus personajes sin caer en ninguna clase de tics. Dos personas serenas en momentos trascendentales, huyendo del exceso y buscando la emoción interior. Almodóvar va adquiriendo una categoría especial aunque sus obras actuales sean menos comerciales. El cine para él no tiene secretos y su estado de salud, no muy bueno, le acompaña en esta positiva trayectoria.