Un fotograma de 'Perfect Days'.

Un hombre

Wim Wenders cuenta con su cámara el Japón actual a través de la soledad de un solitario feliz

Fernando Herrero

Martes, 16 de enero 2024, 16:52

Wenders vuelve a Japón, a Ozu en esa mirada profunda a Hirayama, un hombre maduro que habla muy poco y que limpia los baños públicos de Tokio, lee, oye música de casete, vive solo y no parece estar amargado. La cámara recoge lo cotidiano ... del personaje una y otra vez y la ciudad, Tokio, como contrapunto. Algunos personajes, compañeros, su sobrina, gentes de los bares, de las tiendas, se unen a él en cortas secuencias. En camioneta, en bicicleta, escuchando música (una espléndida banda sonora: The Velvet Underground, Morrison, Nina Simone, Lou Reed) soñando en blanco y negro hasta la última secuencia, primer plano de su rostro, excepcional.

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Esta película es optimista, espíritu del zen, no rezuma odio, sino conformidad, generosidad. Hirayama y su soledad, a veces un poco de amargura para imponerse su imagen positiva como la del país. No es un cuento de hadas, pero si una visión deseable, aunque lo sea a través del cine.

Perfect Days

  • De Win Wenders. Reparto: Koji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto, Yumi Asou, Sayuri Ishikawa. ****

Con una reiteración no reiterativa (valga la paradoja) Wenders infunde vida a la ciudad desde el cuento. Hirayama es un personaje vulgar aparentemente, pero muy rico. La mirada del director es profunda y lo que parecen repeticiones no lo son, aunque se trate de situaciones semejantes.

Kôji Yakusho, premio de interpretación en Cannes, presente todo el tiempo en las imágenes, está soberbio. El resto de reparto contribuye a esa visión espiritual de Japón de hoy (con atisbos de ayer), según declaró este gran director que ha vuelto con un gran regalo y que no se ha repetido nunca en las ochenta obras de su extensa filmografía. El retrato de un hombre ha quedado perfecto.

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