Un gran western

Un falso plan para rescatar a la esposa de un tipo desagradable que ha sido raptada por un soldado negro desertor, un cacique en un pueblo mexicano en la frontera, el sobrio cazador de recompensas, el expresidiario y tahúr que quiere matarle y algunos más perfectamente dibujados en una urdimbre que finaliza con una escalada de muertes.

La riqueza de los personajes, por ejemplo, el secretario y traductor del cacique y la mujer de Martin Kidd, es asombrosa y hace que te los creas, como la relación con México, la negritud acogida, el talante femenino y la obsesión por el dinero. Hill ha hecho un homenaje a un cine desaparecido y ha reunido todos los signos del Oeste incluida la violencia gratuita y el miedo.

Una realización sobria y brillante a la vez, una espléndida fotografía y una interpretación global extraordinaria. Personajes vivos y creíbles. Secuencias imborrables y esa violencia interna más importante que la masacre final. Watz, Dafoe, y Brosnahan, como el resto del reparto nos ofrecen un trabajo que en la V.O. es todo un regalo para el espectador. ¿Se rodará algún otro western a la altura de este? Ojalá, pero no es fácil.