Gastronomía

Son emocionantes las secuencias en las que Dodin hace las comidas para servir a Eugenie, su amante, aunque no quiera casarse para poder cerrar la puerta de su dormitorio algunas noches. Es él el transfer laboral. Pauline, la niña es el futuro, y Dodin, después de fallecimiento de Eugenie va rechazando hasta el final, a su posible sustituta. Es una historia curiosa llena de buena gente, de alegrías y tristezas.

La cámara se mueve lateralmente, con unas imágenes finales que recorren el hábitat de Dodin y se fija en las comidas, en las conversaciones, en las recetas. Un mundo que acabas por conocer en su casi totalidad. Interiores y exteriores alternativos muy significativos. Una dirección difícil, que ha superado los problemas con armonía y elegancia.

Juliette Binoche, como siempre magnífica, mientras que el resto da veracidad a la historia y contribuye a la perfecta ambientación. Dodin es el antecesor y el sucesor a la vez, de los que dieron su categoría a la gastronomía, sujeta a caprichos y precios, que sigue siendo el acto cultural más emblemático para mucha gente. Para mí vale tanto lo complicado como lo sencillo. Es el sabor lo que cuenta, y el modo con que se produce y las «buenas gentes» con las que se comparte una comida.