Del inmenso yacimiento de curiosidades que es la Fundación Joaquín Díaz emerge la exposición 'El cine a la mano. 50 años de publicada de cine (1920-1970)' inaugurada en la Casa Revilla.
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Carteles, avisos, entradas, recortables, anuncios, hasta rollos de celuloide en papel, todo estaba ... encaminado a vender la fantasía y, una vez vista, a aprehender su recuerdo. 36 cines pueblan el plano cinematográfico de la ciudad colgado entre las distintas secciones de la muestra. Agrupados por temas «los papeles publicitarios generados alrededor del cine», como dice Joaquín Díaz, fijan una historia que empezó conviviendo con el teatro, ocupó su escenario y acabo teniendo salas dedicadas exclusivamente dedicadas a la proyección. Hubo exhibidores comerciales como el Teatro Pradera, el Cine Coca o el Goya, y altruistas como el padre Terán que proyectaba películas en la sala Borja y en los pueblos. Del cine-teatro al multicine, el cinematógrafo va añadiendo voz, doblaje, color, música, todo para realzar la «fantasía».
Desde los años treinta «Hollywood transformó nuestra vida, nuestras costumbres con el cine, nos llenó la cabeza de falsos sueños», explica Joaquín. Aunque ese imaginario alimentado de fotogramas no hacía sino ampliar el que empezó con Homero. El Ulises encarnado por Kirk Douglas, acompañado en el reparto por Anthony Quinn y Silvana Mangano, es uno de los 'personajes' en los que se detiene la muestra, junto con Strogoff, Iván el Terrible, Inés de Castro o Marco Polo. Los delincuentes, con 'Los primeros golpes de Butch Cassidy y Sundance Kid' (Robert Redford) a la cabeza, han tenido también su tirón. El cine de aventuras fue el juvenil por antonomasia, con títulos como 'La vuelta de Arsenio Lupin', el personaje de Leblanc fue película mucho antes que serie, o 'Las minas del rey Salomón'. La Biblia es otra fuente inagotable para el séptimo arte con títulos como el 'Jesús de Nazaret', de Zeffirelli, o Sansón, protohéroe de 'Superman'. Luis Candelas también forma parte de esa tradición de heroicidad cinematográfica. Humor, amor, terror, la muestra recala en temas universales, aunque advierte su comisario, «no hay títulos determinados por la violencia o el sexo porque en esos años no se consideraban como temas».
Una película muda nos traslada a una India de estudio, creada para rodar en 1913 'Las aventuras de Catalina', que se proyectaba antes o en medio de una obra dramática en el Teatro-Cine Hispania (ubicado en la calle Muro).
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Los precios del Capitol para ver en los años treinta al Harold Lloyd de '¡Qué fenómeno!' eran «populares», según la publicidad, 0,75. Apenas unos años después, ver a Brigitte Helm en '¡Oro!' en el Coliseum costaba 2 y 3 pesetas. El Coca anunciaba el 6 de marzo de 1936 el «estreno garantizado el éxito» de 'Rosa de Francia' «hablada en español (en directo)». Y continúa el viaje por la historia del cine en mesas que abren las revistas con las estrellas españolas, los dibujos animados y las producciones nacionales.
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