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Son pocos, pero a las pantallas de los cines de pueblo también llega Karra Elejalde trasmutado en Unamuno. Y la silueta de Joaquin Phoenix cortando ... la respiración en 'Jocker'. Aunque el futuro de buena parte del territorio donde se asientan aparece nublado por la despoblación, el proyector sigue funcionando y entre la oscuridad de las salas aún se acomodan lugareños fieles al encanto de la gran pantalla. Si el embate de las nuevas formas de ocio y modos de ver filmes y series se cierne como amenaza constante sobre las salas de las capitales, la resistencia de los cines de pueblo se antoja heroica cuando mes a mes mengua el padrón de habitantes.
En Castilla y León operan un total de 50 cines con programación continua mínima de un día a la semana y de pago, según un informe de la Asociación para la Investigación de los Medios de Comunicación (AIMC) realizado en abril de este año. En las nueve capitales de provincia ofrecen exhibiciones cinematográficas 21 cines, en tanto que 29 lo hacen en un territorio repartido entre cabeceras de comarca por encima de los cinco mil habitantes como Béjar (Salamanca), Aguilar de Campoo (Palencia) o Peñaranda de Bracamonte (Salamanca) y municipios de menor tamaño donde su existencia es aún más complicada, como Candeleda (Ávila) o Cistierna (León).
«He proyectado películas con carbones, con lámpara y ahora en digital», presume Jesús Otín, del cine Palafox de El Burgo de Osma (Soria). Lleva sesenta de sus 72 años poniendo películas a sus vecinos, ocupándose de la limpieza, de las luces y las entradas en un pueblo que para presumir de cinco mil habitantes ha de sumar a los municipios menores agregados.
Aun así, el Palafox abre sus puertas los viernes, sábados, domingos y lunes. Por 4,50 euros esta semana se puede ver 'Maléfica'; para la siguiente está programada 'Si yo fuera rico', y después, 'Froozen 2'. «Yo sigo aquí, aunque la que más lleva el negocio es mi mujer y mis dos hijos compaginándolo con otros trabajos, porque solo de esto no se vive; es muy complicado. Si hace bueno viene la gente, si hace muy bueno se van al campo y si hace malo, ni se sabe..., tampoco hay clientes para hacer milagros».
Su negocio resiste a duras penas, pero una mezcla de ilusión y resignación le mantiene en la brecha: «Y qué hacemos, ¿cerramos? Al fin y al cabo, somos hijos del pueblo y queremos tener de todo un poco y defenderlo, la gente lo aprecia, y si bajamos la persiana porque vienen pocos clientes, a los que siguen haciéndolo los haces polvo». El bar es el último espacio de vida colectiva que suele desaparecer en un pueblo. Antes le han precedido la tienda de ultramarinos, la zapatería, la carnicería, la iglesia... así que el cine en el medio rural se ha convertido en una rareza a la que emprendedores como Joaquín Fuentes saben sacar rendimiento en términos económicos y sociales. Desde 1993 dirige Proyectfilm, una empresa con la que gestiona 16 cines en localidades españolas de más de cinco mil habitantes y lejanas a capitales de provincia. En Castilla y León proporciona exhibición de películas en Astorga, Peñaranda de Bracamonte, Almazán y El Barco de Ávila. «En este último municipio, con una población de 2.600 habitantes, solo es posible el negocio si el Ayuntamiento se involucra, si no, no es rentable», expone sin rodeos el artífice de esta empresa radicada en la localidad salmantina de Villares de la Reina.
Cuenta Fuentes que la primera reconversión del negocio la vivió su padre. «Se dedicaba a proyectar películas por los pueblos, pero entre la llegada de la televisión y la emigración tuvo que dejarlo. Luego, en los años ochenta, trabajábamos con cineclubes y colegios, hasta que todo el mundo tuvo acceso al deuvedé y después llegó Internet y la gente bajándose películas piratas. He llegado a tener en cartelera 'La pasión de Cristo' mientras en los institutos y los bares la ponían de pirateo; así que hace varios años tuve que cerrar cines en Toro, Peñafiel, Medina de Rioseco y Cuéllar». En esta localidad segoviana la sala lleva cerrada desde mayo, a la espera de que el Ayuntamiento elabore el pliego de condiciones con la idea de retomar las proyecciones a finales de este mes con una programación estable que incluya incluso un cinefórum, informa Mónica Rico.
Ávila. Cine Arenas (Arenas de San Pedro), Castilla (Arévalo), M. Estrella (Ávila), Teatro Lagasca (El Barco de Ávila), Cine Candeleda (Candeleda) y C. C. La Pasada (Sotillo de la Adrada)
Burgos. Victoria Ribero Duero (Aranda de Duero), Odeón El Mirador (Burgos), Van Golem Arlanzón (Burgos) y Novedades (Miranda de Ebro)
León. Velasco (Astorga), Teatro Municipal (La Bañeza), Mary (Cistierna), Paramés (Santa María del Páramo), Odeón Multicines (León), Van Gogh (León), M. la Dehesa (Ponferrada), Coyanza (Valencia de Don Juan) y Elcine (Villablino)
Palencia. Campoo (Aguilar de Campoo), Avenida (Palencia) y Ortega (Palencia)
Salamanca. Juventud (Ciudad Rodrigo), M. Béjar (Béjar), Centro Cultural Guijuelo (Guijuelo), Calderón (Peñaranda de Bracamonte), Megarama Vialia (Salamanca), Van Dyck (Salamanca), Van Dyck Joven (Salamanca) y Van Dyck Tormes (Sta. Marta de Tormes)
Segovia. Cuéllar Cinema (Cuéllar), Luz de Castilla (Segovia), Artesiete Nueva Segovia (Segovia) y Sala Fundación Caja Segovia (Segovia)
Soria. Calderón (Almazán), Palafox (El Burgos de Osma), M. Lara (Golmayo), Cineclub Uned (Soria) y Mercado Municipal (Soria)
Valladolid. Ocine Río Shopping (Arroyo de la Encomienda), Cine Avenida (Pedrajas de San Esteban), M. Coliseo (Medina del Campo), Cines Broadway y Manhattan (Valladolid), Casablanca (Valladolid), Yelmo Vallsur (Valladolid) y Cinesa (Zaratán)
Zamora. M. Benavente (Benavente), M. Zamora (Zamora) y Valderaduey (Zamora)
Desde 1942 resiste el cine Avenida con sus 320 butacas en la localidad vallisoletana de Pedrajas de San Esteban (3.322 habitantes). «Es una heroicidad mantener un cine en un pueblo. El local es nuestro, no pagamos renta, eso facilita todo», sostiene Javier García Calvo, junto a su hermano Juan José al frente de un negocio de tercera generación familiar. «Aquí hemos conocido dos salas funcionando, pero la otra –agrega– se cerró en los años ochenta y ahora es un bloque de pisos».
Con proyecciones de viernes a lunes en sesiones dobles los fines de semana y al precio de 5,50 euros, los hermanos García Calvo reivindican el mismo acceso a los estrenos de las capitales. «Vamos buscando las películas con más tirón, pero la mayor parte de las distribuidoras te obligan a no exhibir a la vez otro filme que no sea el suyo; el mayor sufrimiento es a la hora de programar las películas, ya que no somos libres de elegir título y fecha; luchamos por llgear a los estrenos al mismo tiempo que en las capitales pero muchas veces no es posible;un ciudadano de una zona rural debería tener las mismas oportunidades, así que no entendemos cómo se nos niega el estreno en salas rurales de películas subvencionadas por el Ministerio de Cultura», lamentan.
En medio de tantas dificultades, hay lugares donde el cine ha revivido con fuerza después de más de tres décadas de ausencia. De la mano de la Agrupaciòn Musical de Guardo (AMGU) en la localidad palentina se proyectó el 12 de abril 'Dumbo', a la que han seguido títulos de estreno que han visto unos diez mil espectadores, una oferta cinematográfica que atrae a vecinos de localidades del entorno (Riaño, Saldaña y Cervera de Pisuerga) y de municipios más pequeños.
En el auditorio municipal se vive el cine más allá de los pases de las películas, con tres estrenos que han sido acogidos con alfombras rojas y actores y directores que conversan con el público, como el cineasta Santiago Requejo, que acudió a presentar 'Abuelos'. «La gente está respondiendo muy bien, el cine es un servicio que nos hacía falta», cuenta Manuel Dos Santos, director de AMGU, asociación sin ánimo de lucro que gestiona un proyecto educativo con escuela de música, danza, teatro y artes plásticas que pretende revolucionar la comarca apostando en firme por la cultura. «Tenemos medio millar de matrículas de la montaña palentina y leonesa y hacemos un sinfín de actividades; la gente viene al cine porque se involucra, es consciente de que tiene que apoyar si quiere que haya cosas», reseña Dos Santos, agradeciendo «el apoyo de la familia Margareto de los cines Ortega de Palencia y el de las instituciones».
«Estamos a cien kilómetros de las capitales León y de Palencia y a ciento y pico de Burgos.... Muy lejos, y si no tenemos estos proyectos, el mundo rural se muere. La clave es involucrar a todas las asociaciones».
Asentados en una existencia de zozobra e incertidumbre, a las pantallas de los cines rurales siguen asomándose Karra Elejalde y Joaquin Phoenix en el papel de su vida, conmoviendo y aterrando en cines reliquia, como al público de cualquier sala de la capital.
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