La cineasta María Elorza presenta en los Casablanca su «canto de amor a los libros»

Autora de cortos, se lanzó a filmar su primer largo a partir de un accidente doméstico de su madre tras desplomarse una librería en casa. A partir de ahí forjó 'A los libros y a las mujeres canto', película documental (72 minutos) que se alzó con el Premio de la Juventud en la última edición del Fetival de San Sebastián. Los cines Casablanca acogen hoy a las 19:15 horas el preestreno de un filme que extrae humor y ánimo celebratorio a la existencia de cuatro mujeres a partir de los libros que han decidido conservar en sus bibliotecas. Libros, sí, artefactos cada vez más extraños en las casas que, certifica Elorza, «dicen mucho de lo que somos».

–¿Qué sucedió para hacer de su ópera prima un canto a la literatura en femenino?

–La génesis de la película no parte de un plan o una idea para rodarla, sino que nace de un accidente doméstico que tuvo mi madre al vernírsele encima la estantería de los libros mientras le quita el polvo y se medio rompe un dedo. Me llama y me dice que la imagen de su estudio es espectacular, con decenas de libros desparramados entre los hierros de las estanterías. Eso me da pie a grabar con mi madre unas entrevistas en tono de broma como material para mi archivo personal. Empiezo a preguntarle por el papel de la literatura en su vida, cómo determina su trayectoria vital, y voy dándome cuenta de que tengo entre manos algo que puede convertirse en un proyecto. Y hay un momento en el que me apetece a entrevistar a otras amigas de mi madre –que ha sido profesora de literatura– y, como ella, se han dedicado a lo mismo y tienen libros en casa.

–¿Qué cuentan de nosotros los títulos que conservamos en las estanterías?

–Nuestra biografía son las cosas que hemos hecho en nuestra imaginación a través de lo que hemos leído y podido imaginar. Somos lo que hemos leído. Esa es una tesis de la película. Los libros que alguien decide conservar en su casa muchos años dicen mucho de lo que somos.

–El filme dedica un minuto de silencio a la bibliotecas que han sido arrasadas a lo largo de la historia, un recuerdo a Alejandría a Sarajevo...

–Al final lo que está ausente también forma parte del mundo. Aunque todo ese patrimonio bibliográfico haya desaparecido, es parte del momento presente y de nuestra historia. Es importante la memoria y el cine es una gran herramienta para recordar. En el filme se habla de la destrucción de libros pero sin ofrecer una visión unívoca y plana, he buscado dar presencia a algo ausente a través del sonido que no escuchamos, de la respiración del espectador que está a nuestro lado en la sala. He querido hacer un homenaje a los libros destruidos a veces por el azar, por incendios o accidentes y también a los que han sido destruidos por autoritarismos, por la crueldad humana.

–En sus trabajos tiende a poner el foco de la cámara en aspectos y situaciones que le hacen feliz.

–Una de mis motivaciones para hacer cine es poder conservar o retener lo que me gusta de la vida, lo que me hace feliz. Es una manera de poder congelar las cosas buenas. Y también la posibilidad de hacer memoria. Me hace feliz filmar a mis seres queridos y transmitir la alegría de vivir a través del cine, por eso en esta película hay humor y celebración. He buscado homenajear a los libros y a cuatro personas a las que aprecio.

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