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Suele decirse que el cine es un lenguaje universal que iguala a todos los países y todas las culturas. Es verdad, pero no lo es menos que cuando un realizador hace una película en su país, en su lengua, con su gente y su ambiente, ... los resultados acostumbran a ser mejores que cuando filma en el extranjero. Si ya les pasó a los grandes directores europeos que emigraron a Estados Unidos huyendo del nazismo y necesitaron un tiempo de adecuación a Hollywood ¿cómo no les va a suceder a los actuales? Cannes aporta un magnífico ejemplo con 'Un héroe', película que marca el retorno de Asghar Farhadi a su país, Irán, después de haber rodado en Francia y en España. Porque hay en ella un hálito de verdad, de capacidad para profundizar en los personajes, de conocimiento directo de una sociedad, en suma, que no percibíamos desde su 'Nader y Simin, una separación', que le reveló en todo el mundo.
Hay en Farhadi una constante que, ahora más que nunca, merece resaltarse: su respeto al espectador, a su posible criterio ante las diversas opciones que plantean sus imágenes, sin que ningún esquematismo marque desde ellas la senda a seguir. Lo hace en 'Un héroe' a través de la historia de un recluso por deudas que, aprovechando un permiso de dos días y al lado de la mujer que ama, lleva a cabo una estrategia para conseguir el dinero con el que lograr la libertad, además de un inesperado y extraordinario reconocimiento social a través de los medios de comunicación.
Pero, de nuevo, en el autor de 'Todos lo saben' (el filme que rodó en España hace tres años) las cosas no son tan sencillas ni evidentes como parecen, por lo que esa estrategia da cien vueltas antes de llegar al desenlace de 'Un héroe', que deja numerosos interrogantes éticos, no narrativos, abiertos ante un público que puede elegir sus opciones. Ganador de dos Oscar, en 2011 y 2016, con 'Nader…' y 'El viajante', del Oso de Oro en la Berlinale con la misma 'Nader…', Farhadi debería añadir ahora un importante galardón a los numerosos premios ya logrados previamente en este mismo Cannes.
Jugando a esos máximos contrastes al que tan dado es el Festival, la presencia de 'Un héroe' en su Competición Oficial ha coincidido con una película totalmente en las antípodas y que, particularmente, detesto: 'Titane', segundo largometraje de Julia Ducournau, con 37 años la más joven entre cuantos cineastas, hombres y mujeres, aspiran al palmarés. Si ya su ópera prima, 'Raw', prometía al mostrar cómo una chica vegetariana se convierte en antropófaga, en este caso se supera, con una primera media hora de puro género 'gore', durante la que una asesina en serie, a quien se implantó una placa de titanio en la cabeza al sufrir de niña un accidente de coche, mata a todo bicho viviente con la mayor saña posible. Luego, más atenuado, pero el disparate continúa, con un cambio de personalidad de la protagonista, una brigada de bomberos encabezada por Vincent Lindon cuya principal ocupación parece ser la de bailar entre ellos muy relajados, un extraño embarazo…, y hasta la demostración de que la mejor forma de reanimar de un paro cardiaco es al ritmo de la 'Macarena' de Los Del Río.
No va bien el cine si a la proliferación de acólitos de Tarantino sucede ahora la todavía más lamentable de discípulos de Gaspar Noé. «¿Por qué tanta violencia en las películas más recientes?», me preguntaba Denise O'Keefe, la directora adjunta de la Semana de Valladolid. Ella lo atribuía a la pandemia, al confinamiento, al desgaste personal y colectivo que ha traído el virus. Yo me inclino por una simple cuestión de comercialidad para atraer a los sectores de público más jóvenes y familiarizados con tal violencia extrema. Violencia que, con 'Titane', encuentra en Cannes una especie de certificado de mérito, quizá por su frecuente búsqueda de lo llamativo y escandaloso.
Mientras unos y otros nos volcamos en este debate, Francia endurece sus medidas anticoronavirus y las salas de cine exigirán a partir del día 21 un certificado sanitario para entrar en ellas, y con aforos también reducidos. Si no se había tomado antes esta decisión es porque el Festival de Cannes dura hasta el próximo sábado, no les quepa la menor duda.
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