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'El bueno, el feo y el malo', también hablan del cambio climático
Cine y naturaleza ·
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La comparación del antes y después de los platós naturales de Castilla y León muestra cómo la mano del hombre ha transformado lo que un día fue un encuadreHay clásicos del cine que no envejecen nunca. Otra cosa son sus escenarios naturales, esos que la industria de Hollywood se trajo a España en los años 60 y 70 del siglo pasado aprovechando el technicolor y las ventajas de un país de amplios paisajes, nula conflictividad y bajos costes en la creación de paisajes cinematográficos.
El profesor de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad de Valladolid en el campus de Palencia José Arturo Reque Kilchenmann ha estudiado el antes y el después de esos paisajes de Castilla y León que simularon ser un pueblo del Oeste ( 'El bueno, el feo y el malo', 1966), una planicie de Siberia ('Doctor Zhivago', 1965), la Roma Imperial ('La caída del imperio romano', 1964) o las batallas del Campeador ('El Cid', 1961).
Su amor al cine le viene por vía paterna. Su padre «fue figurante en la sierra durante la grabación de 'La caída del imperio romano'». El abandono del mundo rural en España fue paralelo al traslado del séptimo arte de sus enormes equipos de grabación desde la meca californiana.
Reque Kilchenmann se ha preguntado por la realidad actual de unos paisajes en los que pusieron sus encuadres los directores de fotografía más afamados de Hollywood.
Para ello ha utilizado la ortofotografía, que permite hacer comparaciones de imágenes aéreas, del archivo enorme del Plan Nacional de Ortofografía Aérea del Instituto Geográfico Nacional (IGN. PNOA). «En aquellos años –recuerda Reque–, lo que buscaban eran espacios abiertos y vírgenes, algo que ya habían agotado en Estados Unidos».
¿Y que ha sido del icónico cementerio de Sad Hill en forma de anfiteatro en el que Sergio Leone grabó el duelo final de 'El bueno, el feo y el malo'? Pues que, si se grabara en nuestros días, Clint Eastwood ya no podría hacer mutis a trote de caballo en la escena final levantando polvo desértico. Como quien disfruta una película, «desde el sofá de casa podemos contemplar la magnitud de la imponente y gradual revolución del paisaje». Hoy ese paisaje de 'western' crepuscular situado en el valle del Arlanza burgalés, y gracias al trabajo de la asociación 'Desenterrando Sad Hill' es un gran manto verde.
Avance verde
En la misma cinta, la comparación de las imágenes de la misión de San Antonio (en realidad el Monasterio de San Pedro de Arlanza, Burgos) en 1973 y ahora muestran un avance del manto vegetal sobre un paisaje previo pedregoso y reseco.
Aunque de otra forma, también se vieron bastante retocas las amplias llanuras cercanas al castillo de Torrelobatón, donde en 1961 Anthony Mann grabó a Charlton Heston como Cid Campeador. «En la comparación de imágenes del antes y el ahora se puede ver bien la evolución de los pinos, podados a 15 metros de altura para el rodaje», explica el profesor Reque.
Algo parecido puede decirse de 'Doctor Zhivago', que David Lean se trajo a las Tierras Altas de Soria y donde «quisieron grabar mucho pero les falló la nieve y tuvieron que hacerla artificial».
Las fuentes para documentar los cambios en el paisaje son muy variadas. La cinematografía se suma así a ellas. Y el investigador concluye tras su primera aproximación que «la industria del cine siempre ha intentado minimizar los impactos ambientales».
Hoy, esa misma industria «se ha trasladado a lugares como Marruecos, donde busca la virginidad y ahorro que ya no hay en España», explica Reque firme defensor de la intervención en los bosques para evitar que «crezcan y se expandan para alimentar descomunales incendios».
Esta primera aproximación tendrá continuidad dada la condición de plató de cine en que se convirtió la región. «De hecho, ya trabajo en la datación de los efectos de 'Patton' (1970) en los bosques segovianos de Valsaín.
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Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
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