Arturo Dueñas: «Cuadrado Lomas representa una humanidad casi mítica»

Y, sin embargo, todo surgió casi por casualidad. Dueñas, que admiraba la obra de Lomas, pero no lo conocía personalmente, se lo encontró en una exposición de sus pinturas y quedó tan subyugado por la encarnadura humana del pintor que en ese mismo momento le propuso una película. Lomas aceptó también de inmediato, y al mes siguiente ya estaban rodando. El realizador de 'Tierras construidas' explica que el creador vallisoletano «representa una humanidad casi mítica. Es como esos San Jerónimos de los cuadros: encarna la vejez digna».

Una dignidad que es el resultado de una vida «normal, humilde y austera» que no ha necesitado mucho para vivir, según explica el pintor. Quizás por ello no pueda dejar de quejarse de que una de las pocas cosas que necesitaba, la luz, le haya sido arrebatada durante los últimos años por el crecimiento descontrolado de un árbol vecino. Una amarga queja que el pintor formula ya en la película (rodada en 2015) y que no ha dejado de repetir a todo aquel que se ha acercado a su casa simanquina a visitarle.

En el documental, Cuadrado explica que no se puede hacer bien el retrato de una persona a la que no se conoce y, por ello mismo, Dueñas dedicó un año, con una decena de encuentros y más de 60 horas de imágenes grabadas, para acercarse al artista. Con el tiempo se creó una relación de familiaridad tal que incluso pudo rodar el momento, hondamente privado e íntimo, en el que Cuadrado Lomas se cambia de ropa para enfrentarse al miedo del cuadro en blanco. «La concentración con la que se pone la ropa de faena, y con la que se enfrenta luego al lienzo vacío, recuerda a la del torero cuando se enfunda en el traje de luces y, más tarde, estudia intensamente al toro que le ha tocado en suerte», explica el realizador de 'Tierras construidas'.

La película sobre Lomas está organizada en torno al ciclo vital que marcan las estaciones y muestra cómo esa evolución afecta a las luces y colores del paisaje. Cada una de las cuatro partes de que consta el documental se abre con imágenes de las tierras de Castilla rodadas en una estación distinta (empieza en el otoño, con el inicio del ciclo agrícola, y concluye en verano, la época de la recogida de la cosecha). Unas imágenes que, por un lado, reflejan cuán pegados a la realidad están los cuadros del pintor, pero que también evidencian cómo ya no podemos ver esos paisajes sin el filtro que nos ha aportado su personal mirada.

«Cuadrado Lomas nos ha hecho mirar el paisaje castellano de una manera nueva. Antes de él primaba una visión basada en el color. Fue él quien resaltó la importancia de la línea y de las estructuras geométricas que define», explica Dueñas. «El castellano es un paisaje hecho por la mano del hombre a base de trabajarlo. El juego de colores no se da en otros paisajes», explica el pintor en el documental. Y es que su carácter geométrico viene dado por las líneas que separan las parcelas de labranza, e incluso las diferencias de color obedecen a la diferencia de cultivos, no son resultado de un azar natural. «Fue Cuadrado Lomas quien nos ayudó a ver esa dimensión construida de las tierras de Castilla», apostilla el vallisoletano Arturo Dueñas.

Perspectiva geométrica

Una perspectiva geométrica que se hizo más evidente al tomar el pintor la decisión de encuadrar sus paisajes con muy poco cielo (o incluso nada en su última etapa). Aunque el palentino Juan Manuel Díaz Caneja ya empezó a pintar paisajes con poco celaje –y el propio Lomas lo reconoce como un precedente– ha sido el vallisoletano el que ha llevado esa apuesta formal más lejos, hasta convertirla en una de sus más marcadas señas de identidad artística. «Por eso decidimos que nuestras imágenes de tierras de Castilla enmarcaran esos paisajes del mismo modo que lo hacen sus obras, con un sexto de cielo como máximo», explica Dueñas.

No hay narrador en 'Tierras construidas'. Es el protagonista el que desgrana, con sus propias palabras, aspectos clave de su trayectoria personal o artística. Sin ocultar, por ejemplo, la extrema crudeza de los inicios. «La vocación me costó mucho. No sacaba ni para un porrón de vino. Durante mucho tiempo estuve viviendo casi como un vagabundo». Y es que en la Valladolid franquista de entonces «dedicarse a la pintura era como que te pegabas un tiro. Pasé mucho tiempo sin vender un cuadro».

En otro momento se reconoce «antiacadémico» y empecinado defensor de su independencia. «No he buscado la originalidad, porque eso no puede buscarse. Siempre me he basado en lo hecho por otros pintores antecesores míos. Pero, al tiempo, me ha gustado buscarme dificultades. La pintura fácil no me interesa». Y añade: «Tengo mi propio concepto del arte y no me dejo influenciar. Y si he variado ha sido por mi propia marcha».

Lo que sí reivindica Cuadrado Lomas es la necesidad de que el arte trascienda la realidad que vemos. «Yo parto de la realidad. No soy abstracto de verdad. Busco la esencialidad de la forma». Y también «conseguir la máxima expresividad con elementos mínimos». Pero sin olvidar que «el hombre se debe al ambiente y el paisaje donde vive», lo que incluye «la necesidad de amarlo, cuidarlo y defenderlo de toda agresión interna y externa».